¿Es que no saben comprender los obreros del mal que devoran a mi pueblo, como quien come pan, y no invocan al Se or?
Proverbios 4:17 - Biblia Castilian 2003 se alimentan del pan de la maldad y beben el vino de la violencia. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos; Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Se alimentan de la perversidad y beben el vino de la violencia! Biblia Católica (Latinoamericana) El crimen se volvió su pan, y la violencia, el vino de que tienen sed. La Biblia Textual 3a Edicion Porque comen pan de iniquidad, Y beben vino de violencia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 se alimentan del pan de la maldad y beben el vino de la violencia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque comen pan de maldad, y beben vino de violencia. |
¿Es que no saben comprender los obreros del mal que devoran a mi pueblo, como quien come pan, y no invocan al Se or?
Del fruto de su boca vive el hombre; el deseo de los imp os es la violencia.
Sabroso es al hombre el pan robado, pero luego se le llena la boca de grava.
¡Ay de quienes arrastran la culpa con cuerdas de falsedad, y el pecado como con sogas de carreta!
¡Ay de quienes llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo! De la oscuridad hacen luz y de la luz oscuridad; convierten lo amargo en dulce y lo dulce en amargo.
Unos a otros se enga an, no hablan con sinceridad. A decir mentiras han acostumbrado su lengua; son unos pervertidos, no se pueden
As habla Yahveh contra los profetas que seducen a mi pueblo, los que proclaman: '¡Paz!', mientras tengan algo que masticar entre sus dientes; pero declaran: '¡Guerra santa!' a quien no les pone algo en la boca.
Sus ricos rezuman violencia, sus habitantes dicen mentiras y tienen en su boca una lengua mendaz.
para hacer el mal están prontas sus manos, por hacer el bien el pr ncipe exige paga, el juez juzga por recompensa, el grande sigue su propio capricho: todos tejen sus tramas.
Los pr ncipes que la habitan son leones rugientes; sus jueces son lobos de la noche que nada dejan por roer para ma ana.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni vosotros entráis ni a los que están entrando les dejáis entrar.