¿Quién subió a los cielos y luego bajó? ¿Quién recogió el viento en sus pu os? ¿Quién envolvió las aguas en un manto? ¿Quién afirmó los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y cuál el de su hijo? ¿Acaso lo sabes?
Proverbios 30:3 - Biblia Castilian 2003 Dios me ense ó la sabidur a, y aprend la ciencia del Santo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo. Biblia Nueva Traducción Viviente No he dominado la sabiduría humana ni conozco al Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡sí, yo que no aprendí la sabiduría, pensé conocer la ciencia del Santo! La Biblia Textual 3a Edicion No he aprendido sabiduría, Ni comprendo la ciencia del Santo:° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dios me enseñó la sabiduría, y aprendí la ciencia del Santo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo ni aprendí sabiduría, ni tengo el conocimiento del Santo. |
¿Quién subió a los cielos y luego bajó? ¿Quién recogió el viento en sus pu os? ¿Quién envolvió las aguas en un manto? ¿Quién afirmó los confines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y cuál el de su hijo? ¿Acaso lo sabes?
El principio de la sabidur a es el temor de Yahveh, y el conocimiento del Santo es inteligencia.
apartaos del camino, desviaos del sendero, dejadnos en paz con tanto repetir: ¡El Santo de Israel!'.
Que as dice el Excelso, el Sublime, que reside en la eternidad y cuyo nombre es santo: 'En lo alto y en lo santo resido, y con el quebrantado y humilde de esp ritu, para vivificar el esp ritu de los humildes, para vivificar el corazón de los quebrantados.
Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus o dos, ciega sus o dos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus o dos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.
Se gritaban el uno al otro: '¡Santo, Santo, Santo es Yahveh Sebaot; toda la tierra está llena de su gloria!'.
Todo me lo ha confiado mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelárselo.
Jesús le respondió: 'Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás; porque ni la carne ni la sangre te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos.
Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.
¡Oh profundidad de la riqueza y de la sabidur a y de la ciencia de Dios! ¡Qué insondables son sus decisiones, y qué inexplorables sus caminos!
Al ángel de la Iglesia de Filadelfia escribe: 'Esto dice el santo, el verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre sin que nadie pueda cerrar, el que cierra sin que nadie pueda abrir:
Cada uno de los cuatro seres vivientes tiene seis alas; y alrededor y por dentro están llenos de ojos. De d a y de noche claman sin descanso: 'Santo, santo, santo, Se or Dios, todo poderoso, el que era y el que es y el que ha de venir'.