Yo soy al presente todav a débil, a pesar de haber sido ungido rey, y estos hombres, los hijos de Servia, son más duros que yo. ¡Pague Yahveh al malhechor conforme a su malicia!'.
Proverbios 19:10 - Biblia Castilian 2003 No le cuadra al necio la vida regalada: y menos aún al siervo dominar a los se ores. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No conviene al necio el deleite; ¡Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes! Biblia Nueva Traducción Viviente ¡No es correcto que un necio viva rodeado de lujos ni que un esclavo gobierne sobre príncipes! Biblia Católica (Latinoamericana) No conviene que un tonto viva en el lujo, y menos aún que un esclavo mande a los príncipes. La Biblia Textual 3a Edicion El lujo no conviene al insensato, ¡Cuánto menos al siervo tener dominio sobre príncipes! Biblia Serafín de Ausejo 1975 No le cuadra al necio la vida regalada: y menos aún al siervo dominar a los señores. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No conviene al necio el deleite: ¡Cuánto menos al siervo gobernar a los príncipes! |
Yo soy al presente todav a débil, a pesar de haber sido ungido rey, y estos hombres, los hijos de Servia, son más duros que yo. ¡Pague Yahveh al malhechor conforme a su malicia!'.
Los correos partieron apresuradamente según la orden del rey. El decreto fue promulgado en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amán se sentaban a beber, la ciudad de Susa quedó consternada. Cuando Mardoqueo supo todo lo que estaba ocurriendo, rasgó sus vestiduras, se vistió de sayal, se cubrió de ceniza y salió por toda la ciudad, clamando con grandes y amargos clamores,
El lenguaje exquisito no va con el necio; menos aún el lenguaje falso con el pr ncipe.
Como nieve en verano y lluvia en la siega, as la gloria desdice del necio.
El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble.
No te alegres, Israel, no te goces como las naciones, pues te prostituiste abandonando a tu Dios, fuiste en busca del salario de prostitución por todas las eras de trigo.
Hab a un hombre rico que se vest a de púrpura y lino fin simo, y todos los d as celebraba espléndidos banquetes.
Y en el abismo, estando en medio de tormentos, levantó los ojos y vio desde lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno.
Reconoced vuestra miseria; lamentaos y llorad. Que vuestra risa se convierta en lamento, y vuestra alegr a en tristeza.
Cuando Abigail volvió a casa de Nabal, éste estaba celebrando un fest n regio en su casa, y su corazón estaba alegre, pues estaba embriagado en demas a, por lo que nada le dijo ella, ni poco ni mucho, hasta el clarear del alba.