Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres y al polvo volverás'.
Proverbios 12:11 - Biblia Castilian 2003 Quien labra su campo se hartará de pan, quien persigue quimeras carece de juicio. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento. Biblia Nueva Traducción Viviente El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en abundancia, pero el que persigue fantasías no tiene sentido común. Biblia Católica (Latinoamericana) El que cultiva su campo tendrá pan; carece de buen tino el que persigue ilusiones. La Biblia Textual 3a Edicion El que labra su tierra, se saciará de pan, Pero el que persigue lo vano carece de entendimiento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien labra su campo se hartará de pan, quien persigue quimeras carece de juicio. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que labra su tierra, se saciará de pan; mas el que sigue a los vagabundos es falto de entendimiento. |
Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres y al polvo volverás'.
El terru o del pobre produce en abundancia; pero puede perderse por faltas de justicia.
Todo esfuerzo produce fruto, la charlataner a sólo lleva a la indigencia.
No ames el sue o: te empobrecer as; ten abiertos los ojos: te hartarás de pan.
y abundante leche de cabra para saciarte, para saciar a tu casa y mantener a tus criadas.
Quien labra su campo se hartará de pan, quien persigue nader as se hartará de miseria.
¡Abandonad las simplezas y viviréis, marchad por la senda de la prudencia!'.
Cuando en m desfallec a mi alma, me acordé de Yahveh y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo.
El que roba, que no robe más, sino al contrario, que trabaje haciendo el bien con sus propias manos, para que tenga algo que compartir con el necesitado.
ni comimos gratis el pan en casa de nadie, sino que con nuestros esfuerzos y sudores trabajamos d a y noche, para no ser gravoso a ninguno de vosotros.
Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec tomó a sueldo a maleantes y aventureros que le siguieron.