Los malvados, no: sus ojos se apagan, no tienen ninguna escapatoria ni otra esperanza que morir'.
Proverbios 10:28 - Biblia Castilian 2003 La esperanza de los justos es alegr a, la expectación de los malvados fenecerá. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 La esperanza de los justos es alegría; Mas la esperanza de los impíos perecerá. Biblia Nueva Traducción Viviente Las esperanzas del justo traen felicidad, pero las expectativas de los perversos no resultan en nada. Biblia Católica (Latinoamericana) Después de haber esperado, el justo experimentará la alegría, pero la espera de los malvados será en vano. La Biblia Textual 3a Edicion La esperanza de los justos es alegre, Pero la esperanza de los impíos perecerá. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La esperanza de los justos es alegría, la expectación de los malvados fenecerá. Biblia Reina Valera Gómez (2023) La esperanza de los justos es alegría; mas la esperanza de los impíos perecerá. |
Los malvados, no: sus ojos se apagan, no tienen ninguna escapatoria ni otra esperanza que morir'.
As acaban los que de Dios se olvidan, as termina la esperanza del malvado.
El imp o al mirarlo, siente enojo, Res rechinando sus dientes, se consume, Sin pues sus propios afanes se malogran. Tau
Por eso, se alegra mi corazón, mis entra as exultan y mi cuerpo reposa en el seguro.
Mas los justos se alegran y alborozan, delante del Se or exultan de contento.
El deseo de los justos tiende al bien; a los malvados les aguarda la cólera.
Al morir el malvado, su esperanza perece; la ilusión de los perversos se disipa.
Por su maldad es hundido el malvado, el justo se refugia en su inocencia.
Vivid gozosos en la esperanza, firmes en la tribulación, constantes en la oración.
Que el Dios de la esperanza os colme de todo gozo y de paz en vuestra permanencia en la fe, a fin de que reboséis de esperanza por el poder del Esp ritu Santo.
mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios.
Y el propio Se or nuestro Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos amó y nos dio, en su gracia, una consolación eterna y una maravillosa esperanza, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.