Oseas 9:1 - Biblia Castilian 2003 No te alegres, Israel, no te goces como las naciones, pues te prostituiste abandonando a tu Dios, fuiste en busca del salario de prostitución por todas las eras de trigo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los pueblos, pues has fornicado apartándote de tu Dios; amaste salario de ramera en todas las eras de trigo. Biblia Nueva Traducción Viviente Oh pueblo de Israel, no te alegres como lo hacen otras naciones. Pues has sido infiel a tu Dios, alquilándote como una prostituta y rindiendo culto a otros dioses en cada campo de trillar. Biblia Católica (Latinoamericana) No te alegres, Israel, no te regocijes como las naciones paganas, porque tú has traicionado a tu Dios y, con tal de que te dieran algo, te entregabas en cualquiera era donde se trillara. La Biblia Textual 3a Edicion Oh Israel, no te alegres ni te regocijes como los gentiles, Porque te prostituiste abandonando a tu Dios, Y vendiste tus amores en todas las eras del trigo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 No te alegres, Israel, no te goces como las naciones, pues te prostituiste abandonando a tu Dios, fuiste en busca del salario de prostitución por todas las eras de trigo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No te alegres, oh Israel, hasta saltar de gozo como los otros pueblos, pues te has prostituido apartándote de tu Dios; amaste salario por todas las eras de trigo. |
el d a en que las plantas germinan, por la ma ana florece tu semilla: pero se perderá la cosecha el d a de la angustia y del dolor incurable.
Tu propia maldad te castiga, tus apostas as te escarmientan. Reconoce y advierte que es malo y amargo el haber dejado a Yahveh, tu Dios, y que en ti no se halle mi temor - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.
Desde antiguo quebraste tu yugo, tus coyundas has roto, diciendo: 'No quiero servir', cuando sobre toda colina elevada y bajo todo árbol frondoso te echabas como prostituta.
antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hac amos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros pr ncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no ve amos desgracia alguna.
¡Alégrate, exulta, hija de Edom, Sin que moras en el pa s de Us! También a ti te llegará la copa, te embriagarás y te quedarás desnuda.
'Pero segura de tu belleza y al amparo de tu fama te prostituiste y prodigaste tus prostituciones a todo transeúnte, entregándote a él.
'¡Qué lleno estoy de furor contra ti - oráculo del Se or Yahveh -, cuando haces todo esto, acciones de prostituta descarada,
ni se realizará jamás lo que os viene a la mente cuando pensáis: 'Seremos como las naciones, como las tribus de los otros pa ses, que adoran el le o y la piedra'.'
Y todo mortal sabrá que yo, Yahveh, he sacado mi espada de la vaina; ya no será envainada'.
Por el becerro de Bet Avén tiemblan los habitantes de Samar a: su pueblo está de luto por él, por él hacen duelo sus sacerdotes, porque su gloria emigró lejos de él.
Ahora descubrirá sus vergüenzas a los ojos de sus amantes, y nadie la librará de mi mano.
Mi pueblo consulta a su madero, y su bastón le da respuestas; un esp ritu de prostitución lo descarr a por eso se prostituye alejándose de su Dios.
No les permiten sus obras convertirse a su Dios, pues hay dentro de ellos esp ritu de prostitución y no conocen a Yahveh.
Traicionaron a Yahveh, porque engendraron hijos bastardos; ahora el viento solano devorará sus campos.
Sólo a vosotros conoc entre todas las familias de la tierra, por eso os castigaré por todas vuestras iniquidades.
Quemad levadura como acción de gracias y pregonad a voz en grito ofrendas voluntarias, puesto que as lo queréis, hijos de Israel - oráculo del Se or Yahveh -.
Os alegráis por Lo Debar y dec s: '¿No hemos conquistado Carnáin con nuestra propia fuerza?'.
Cambiaré en llanto vuestras fiestas, y todos vuestros cantos en lamento; pondré un saco en todas las cinturas, y en todas las cabezas tonsura; haré que haya duelo como por el hijo único, y su fin será como d a de amargura.
Pero ahora os jactáis de vuestras fanfarroner as. Toda esta jactancia es mala.
Y ahora vosotros, los ricos, llorad a gritos por las calamidades que os van a sobrevenir.