Pero Yahveh tuvo piedad y misericordia de ellos y se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia hasta hoy.
Oseas 7:15 - Biblia Castilian 2003 Mientras yo los adiestraba, y fortalec a sus brazos tramaban el mal contra m. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y aunque yo los enseñé y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. Biblia Nueva Traducción Viviente Yo los entrené y los hice fuertes, pero ahora, traman maldades en mi contra. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando les daba la fuerza, maquinaban contra mí. La Biblia Textual 3a Edicion Aunque Yo adiestré° y fortalecí sus brazos, Ellos piensan mal contra mí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mientras yo los adiestraba, y fortalecía sus brazos tramaban el mal contra mí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Aunque yo ceñí y fortalecí sus brazos, contra mí pensaron mal. |
Pero Yahveh tuvo piedad y misericordia de ellos y se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia hasta hoy.
Yahveh concedió a Israel un salvador, y se libraron del poder de los arameos. Volvieron as los israelitas a habitar en sus tiendas como en otro tiempo.
¡Dichoso el hombre a quien Dios corrige! No desprecies la lección de Sadday,
¿A qué esta agitación de las naciones y este vano murmullo de los pueblos?
No desprecies, hijo m o, la corrección de Yahveh y no tomes a mal sus reproches,
Nada hay más tramposo que el corazón y está desahuciado; ¿quién podrá entenderlo?
¿Qué tramáis contra Yahveh? ¡Es Él quien extermina! No surgirá dos veces la opresión.
Tú, el que en el Esp ritu Santo, por boca de David, nuestro padre y siervo tuyo, dijiste:
Pues habiendo conocido a Dios, no le dieron gloria como a Dios ni le mostraron gratitud; antes se extraviaron en sus razonamientos y su insensato corazón quedó en tinieblas.
y toda altivez que se alza contra el conocimiento de Dios; apresamos todo pensamiento para someterlo a Cristo,
y habéis olvidado la exhortación que se os dirige como a hijos: Hijo m o, no desprecies la corrección del Se or ni te desanimes porque te reprenda.
Yo, a los que amo, los reprendo y castigo. ¡An mate, pues, y conviértete!