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Oseas 6:1 - Biblia Castilian 2003

Venid, volvamos a Yahveh: él nos desgarró, pero él nos curará; él nos hirió, pero él nos vendará.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Venid y volvamos a Jehová; porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Vengan, volvámonos al Señor. Él nos despedazó, pero ahora nos sanará. Nos hirió, pero ahora vendará nuestras heridas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Vengan, volvamos a Yavé; pues si él nos lesionó, él nos sanará; si él nos hirió, él vendará nuestras heridas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Venid, volvamos a YHVH! Porque Él desgarró, pero nos sanará; Él hirió, pero nos vendará la herida.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Venid, volvamos a Yahveh: él nos desgarró, pero él nos curará; él nos hirió, pero él nos vendará.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Venid y volvámonos a Jehová; porque Él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará.

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Lòt tradiksyon



Oseas 6:1
36 Referans Kwoze  

Los correos, con las cartas de parte del rey y de sus jefes, recorrieron todo Israel y Judá, conforme al mandato del rey, que dec a: 'Israelitas, volved a Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, y él se volverá al resto que de vosotros ha quedado, a los que habéis escapado de las manos de los reyes de Asiria.


Su rabia me desgarra y me persigue rechinando los dientes contra m. Mi enemigo me mira de soslayo.


Si, humillado, te vuelves a Sadday y alejas de tu tienda la injusticia,


Si él calla, ¿quién condenará? Si encubre su rostro, ¿quién lo percibe? Él se preocupa de pueblos e individuos,


porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con sus manos.


Yo me digo, seguro: 'Jamás pereceré'.


Ah Se or, no me corrijas en tu enojo y en tu furor no me reprendas.


Tú, que has hecho que pasara grandes pesares y aflicciones, me darás vida de nuevo; de los abismos de la tierra me alzarás otra vez,


Hay tiempo de matar y tiempo de sanar. Hay tiempo de destruir y tiempo de edificar.


Aquel d a mirará el hombre a su Hacedor y sus ojos verán al Santo de Israel.


vendrán pueblos numerosos y dirán: 'Venid, subamos a la monta a de Yahveh, al templo del Dios de Jacob, para que nos ense e sus caminos y sigamos sus senderos'. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Yahveh.


Tendrás por impuros tus dolos chapados de plata; tirarás como basura tus esculturas recubiertas de oro. ¡Fuera! - les dirás.


Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.


Abandone el imp o su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva a Yahveh, que se apiada de él, y a nuestro Dios, que perdona continuamente.


Convert os, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeld as. Aqu estamos: venimos a ti; pues tú, Yahveh, eres nuestro Dios.


Porque as dice Yahveh: Incurable era tu herida, desahuciada tu llaga.


Pero voy a hacer cicatrizar tu herida y voy a curarte de tus llagas - oráculo de Yahveh -, porque te llamaron 'La Desechada', Sión, la que no tiene quien la cuide.


se traba combate contra los caldeos para que quede llena con los cadáveres de los hombres que maté a causa de mi ira y de mi furor, puesto que hab a ocultado mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad.


Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad.


En aquellos d as, en aquel tiempo - oráculo de Yahveh -, vendrán los hijos de Israel y con ellos los hijos de Judá: caminando y llorando vendrán, buscarán a Yahveh, su Dios.


Preguntarán por Sión con sus rostros dirigidos hacia ella: Venid, unámonos a Yahveh con una alianza eterna, inolvidable.


Me cerró el camino y me desgarró, me dejó hecho un horror.


En pos de Yahveh marcharán; él rugirá como un león; a su rugido, acudirán temerosos los hijos desde el occidente.


Yahveh es el Dios Sebaot, Yahveh es su nombre.


Tendrá que expiar Samar a, porque fue rebelde a su Dios. A espada caerán, sus ni os serán estrellados, abiertas en canal las mujeres encintas.


Asiria no nos salvará, no montaremos a caballo, nunca más diremos que es nuestro dios la obra de nuestras manos, tú, en quien el huérfano encuentra compasión'.


Después se convertirán los hijos de Israel, buscarán a Yahveh, su Dios, y a David, su rey, y acudirán temerosos a Yahveh y a sus bienes, al fin de los tiempos.


Pero si, al entrar, el sacerdote ve que la mancha no se ha extendido por la casa después de haberla encalado de nuevo, la declarará pura, pues la lepra se ha curado.


¡Reun os, congregaos, gente desvergonzada!,


Ved, pues, ahora que yo, yo soy, y que no hay otro dios a mi lado. Yo doy muerte y doy vida, yo hiero y yo curo, no hay quien libre de mi mano.


Yahveh da la muerte y da la vida, hace bajar al seol y subir de él.


Samuel dijo entonces a toda la casa de Israel: 'Si de todo corazón os volvéis a Yahveh, quitad de en medio de vosotros los dioses extra os y las Astartés, orientad vuestro corazón hacia Yahveh, servidle a él solo, y entonces él os librará del poder de los filisteos'.