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Oseas 3:4 - Biblia Castilian 2003

Porque durante mucho tiempo estarán los hijos de Israel sin rey y sin pr ncipe, sin sacrificio y sin estela, sin efod y sin terafim.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Esto muestra que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, sin sacrificios ni columnas sagradas ni sacerdotes, ¡ni siquiera ídolos!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Porque también por muchos días los hijos de Israel quedarán sin rey, sin jefe, sin sacrificios, sin piedras sagradas, sin consultas a Yavé y sin ídolos para proteger la casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque muchos días estarán los hijos de Israel Sin rey y sin caudillo, sin sacrificio y sin pilar,° Sin efod y sin terafim.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque durante mucho tiempo estarán los hijos de Israel sin rey y sin príncipe, sin sacrificio y sin estela, sin efod y sin terafim.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, y sin príncipe, y sin sacrificio, y sin estatua, y sin efod, y sin terafim.

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Lòt tradiksyon



Oseas 3:4
44 Referans Kwoze  

Mientras Labán estaba en el esquileo de su reba o, Raquel hurtó los terafim de su padre.


Pero Raquel hab a tomado los terafim, los hab a colocado en la albarda del camello y se hab a sentado encima. Labán rebuscó por toda la tienda, pero no halló nada.


No se apartará de Judá el cetro, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que se le ofrezca el tributo y los pueblos le obedezcan.


Por su parte, David, ce ido de un efod de lino, danzaba con todas sus fuerzas delante de Yahveh.


También acabó con los nigromantes, con los adivinos, los terafim, los dolos y todas las abominaciones que se ve an por el pa s de Judá y en Jerusalén, para poner por obra las palabras de la ley escritas en el libro que hab a encontrado el sacerdote Jilqu as en el templo de Yahveh.


salió al encuentro de Asá y le dijo: '¡O dme, Asá y todo Judá y Benjam n! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él se dejará hallar de vosotros; pero si lo abandonáis, él os abandonará.


Éstas son las vestiduras que habrán de confeccionar: un pectoral, un efod, un manto, una túnica bordada, una tiara y un c ngulo. Que confeccionen, pues, las vestiduras sagradas para tu hermano Aarón y sus hijos, y que éstos sean mis sacerdotes.


'El efod lo harán de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmes y de lino fino torzal, bordados con arte.


Se hundieron en tierra sus puertas; Tet Él rompió y quebró sus cerrojos. Su rey y sus pr ncipes están entre gentiles; ya no hay ley. Tampoco sus profetas reciben visión de Yahveh.


Salió fuego de uno de sus vástagos que devoró sarmientos y frutos. No queda en ella vástago robusto, cetro que pueda reinar'.' Es una eleg a y se canta como eleg a.


ni se realizará jamás lo que os viene a la mente cuando pensáis: 'Seremos como las naciones, como las tribus de los otros pa ses, que adoran el le o y la piedra'.'


Hiere a la derecha, g rate a la izquierda, dirige por doquier tus filos.


as dice el Se or Yahveh: 'Qu tate el turbante, despójate de la corona'. Se va a producir un cambio: lo humilde será ensalzado, y lo ensalzado será humillado.


'Tropas enviadas por él profanarán el santuario y la ciudadela, abolirán el sacrificio perpetuo y pondrán all la abominación de la desolación.


A partir del momento en que sea abolido el sacrificio perpetuo e instalada la abominación de la desolación, pasarán mil doscientos noventa d as.


Concertará una alianza con muchos durante una semana; y en la mitad de la semana suprimirá el sacrificio y la oblación. Pondrá sobre el ala del templo la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se desplome sobre el devastador.'


¿Dónde está ahora tu rey, para salvarte en todas tus ciudades? ¿Dónde, tus jueces, a quienes dec as: 'Dadme rey y pr ncipes'?


Te di un rey en mi ira, ahora te lo quito en mi furor.


Por eso volveré a tomar mi trigo a su tiempo y mi mosto en su sazón; recobraré mi lana y mi lino con que ella cubr a su desnudez.


Le puso luego la túnica y se la ci ó con el c ngulo, lo vistió con el manto, le puso el efod, le ci ó el c ngulo del efod y se lo ató.


Porque los terafim dicen mentiras, y los adivinos tienen visiones enga osas, explican sue os falaces y dan vanos consuelos. Por eso vagan como ovejas, yerran por falta de pastor.


Aquel d a sucederá - oráculo de Yahveh Sebaot - que exterminaré del pa s los nombres de los dolos y ya no se les mencionará nunca más. Quitaré también del pa s los profetas y el esp ritu de impureza.


Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el plazo de los gentiles se cumpla.


Pero ellos gritaron: '¡Fuera, fuera! ¡Crucif calo!'. Pilato les pregunta: '¿Pero voy a crucificar a vuestro rey?'. Los pont fices respondieron: 'No tenemos más rey que al César'.


Porque si después de haber aceptado el conocimiento de la verdad volvemos a pecar deliberadamente, ya no queda más sacrificio expiatorio por los pecados,


De este modo llegó a tener Micá un santuario. Fabricó también un efod y terafim y además ungió a uno de sus hijos como sacerdote.


Los cinco hombres que hab an explorado la tierra de Lais tomaron la palabra y dijeron a sus hermanos: '¿No sabéis que en aquellas casas hay un efod, unos terafim, una estatua y una imagen de metal fundido? Considerad ahora lo que habéis de hacer'.


Gedeón fabricó con ellos un efod y lo colocó en su ciudad, en Ofrá. Pero todo Israel se prostituyó ante aquel efod, que vino a ser una trampa para Gedeón y su casa.


Aj as, hijo de Ajitub, hermano de Icabod, hijo de Pinjás, hijo de El, sacerdote de Yahveh en Siló, llevaba el efod. La gente no sab a que Jonatán se hab a marchado.


Pues la rebeld a es como pecado de hechicer a, y la contumacia como delito de idolatr a. Porque tú has rechazado la palabra de Yahveh, él también te rechaza para que ya no seas rey'.


El ni o Samuel estaba al servicio de Yahveh y llevaba ce ido un efod de lino.


También preguntó David a Ajimélec: '¿No tienes aqu a mano una lanza o una espada? Pues era tanta la urgencia de la orden del rey que no pude tomar mi espada y mis armas'.


Entonces dijo el rey a Doeg: 'Acércate tú, y hiere a los sacerdotes'. Se acercó Doeg, el edomita, e hirió a los sacerdotes; y mató aquel d a a ochenta y cinco hombres que vest an el efod de lino.


Cuando Abiatar, hijo de Ajimélec, huyó al lado de David y bajó con él a Queilá, llevaba consigo el efod.


Supo David que Saúl maquinaba el mal contra él y dijo al sacerdote Abiatar: 'Trae el efod '.


Dijo, pues, David al sacerdote Abiatar, hijo de Ajimélec: 'Tráeme el efod '. Y Abiatar trajo el efod a David.