Oyeron el rumor de los pasos de Yahveh - Dios, que se paseaba por el jard n a la brisa del d a, y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Yahveh - Dios por entre la arboleda del jard n.
Oseas 10:8 - Biblia Castilian 2003 Abatidas serán las alturas de Avén, el pecado de Israel; espinas y abrojos treparán por sus altares. Entonces dirán a los montes: '¡Cubridnos!' y a los collados: '¡Caed sobre nosotros!'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y los lugares altos de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y cardo. Y dirán a los montes: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros. Biblia Nueva Traducción Viviente Y los santuarios paganos de Avén, donde Israel pecaba, se derrumbarán. Alrededor de sus altares crecerán espinos y cardos. Suplicarán a los montes: «¡Entiérrennos!», y rogarán a las colinas: «¡Caigan sobre nosotros!». Biblia Católica (Latinoamericana) Los santuarios altos de Aven, donde pecaba Israel, serán destruidos; zarzas y cardos cubrirán sus altares. Entonces dirán a las montañas: 'Escóndannos', y a los cerros: 'Caigan sobre nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion Los lugares altos de Avén° (pecado de Israel), serán destruidos, Y sobre sus altares crecerán los espinos y los abrojos. Entonces dirán a los montes: ¡Cubridnos! Y a los collados: ¡Caed sobre nosotros! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Abatidas serán las alturas de Avén, el pecado de Israel; espinas y abrojos treparán por sus altares. Entonces dirán a los montes: '¡Cubridnos!' y a los collados: '¡Caed sobre nosotros!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los altares de Avén serán destruidos, el pecado de Israel; crecerá sobre sus altares espino y cardo. Y dirán a las montañas: Cubridnos; y a los collados: Caed sobre nosotros. |
Oyeron el rumor de los pasos de Yahveh - Dios, que se paseaba por el jard n a la brisa del d a, y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Yahveh - Dios por entre la arboleda del jard n.
y empezó a gritar contra el altar, por mandato de Yahveh, diciendo: '¡Altar, altar! As habla Yahveh: nacerá en la casa de David un hijo que se llamará Jos as. Éste sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos, a los que queman incienso sobre ti. Sobre ti quemarán huesos humanos'.
Esto fue ocasión de pecado para la casa de Jeroboán y la causa de que fuera arrancada y ra da de sobre la haz de la tierra.
Entregará, pues, a Israel, a causa de los pecados que cometió Jeroboán y de los que hizo cometer a Israel''.
Además, demolió el altar de Betel y el lugar alto que hab a hecho Jeroboán, hijo de Nebat, el que hizo pecar a Israel; destrozó, pues, a la vez el altar y el lugar alto. Quemó el lugar, lo redujo a cenizas y quemó la aserá.
Cuando todo esto hubo terminado, todos los israelitas que all se encontraban salieron por las ciudades de Judá y rompieron las estelas, derribaron las aserás y demolieron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjam n, y también por Efra n y Manasés, hasta acabar con ellos. Después, todos los israelitas regresaron, cada uno a su propiedad, a sus ciudades.
Entrarán en las cavernas de las rocas y en los antros de la tierra ante el terror de Yahveh, ante el esplendor de su majestad, cuando se levante para hacer temblar la tierra.
y se meterá en las grietas de las rocas, y en las hendiduras de las pe as ante el terror de Yahveh, ante el esplendor de su majestad, cuando se levante para hacer temblar la tierra.
por la tierra de mi pueblo, donde crecen cardos y abrojos, por todas las casas alegres de la ciudad jubilosa.
Crecerán en sus palacios espinos, ortigas y cardos en sus baluartes. Será cubil de chacales, cercado para avestruces.
Dividido está su corazón; ahora lo tendrán que expiar. Yahveh romperá sus altares, demolerá sus estelas.
Por el becerro de Bet Avén tiemblan los habitantes de Samar a: su pueblo está de luto por él, por él hacen duelo sus sacerdotes, porque su gloria emigró lejos de él.
Desde los d as de Guibeá has pecado, Israel. All se quedaron. ¿No los alcanzará como a Guibeá la guerra? Contra los hijos rebeldes
En las cimas de los montes sacrifican, en los collados queman incienso debajo de encinas, terebintos y chopos. ¡Es tan agradable su sombra! Por eso se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen adulterio.
Si tú, Israel, te prostituyes, que al menos no sea culpable Judá. No vayáis a Guilgal, no subáis a Bet Avén, no juréis diciendo: '¡Por vida de Yahveh!'.
Tocad la trompeta en Guibeá, la trompeta en Ramá, dad la alarma en Bet Avén, van tras de ti, Benjam n.
Asquea tu becerro, Samar a; se encendió mi ira contra ellos. ¿Hasta cuándo serán capaces de mantenerse impuros?
Se evaden de la devastación, pero Egipto los recoge y Menfis los sepulta. Sus tesoros de plata los heredará la ortiga; cardos crecerán en sus tiendas.
Romperé el cerrojo de Damasco, exterminaré al que habita en Bicat Avén y al que empu a el cetro de Bet Edén; el pueblo de Aram será deportado a Quir - dice Yahveh.
el d a en que yo castigue a Israel por los cr menes que pesan sobre él, me vengaré de los altares de Betel: serán cortados los cuernos del altar y caerán por tierra.
Los altos lugares de Isaac serán devastados, y los santuarios de Israel destruidos; yo me alzaré con la espada contra la casa de Jeroboán'.
que juran por Asemá de Samar a y dicen: '¡Viva tu dios, Dan!' y '¡Viva el culto de Berseba!'. Caerán y no se levantarán.
Unce al carro los caballos, habitante de Laquis. All estuvo el principio del pecado de la hija de Sión, pues en ti se encontraron las rebeld as de Israel.
Todo esto, por la rebeld a de Jacob, por el pecado de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebeld a de Jacob? ¿No es, acaso, Samar a? ¿Y cuál es el pecado de Judá? ¿No es, acaso, Jerusalén?
También tú serás embriagada y desfallecerás. También tú andarás buscando ayuda contra tu enemigo.
Entonces se pondrán a decir a los montes: 'Cubridnos'; y a los collados: 'Caed sobre nosotros'.
Tomé aquella obra de pecado que os hab ais fabricado, aquel becerro, lo quemé, lo hice pedazos y lo trituré hasta reducirlo a polvo, y arrojé ese polvo al torrente que baja de la monta a.
Y dicen a los montes y a los riscos: ' Caed sobre nosotros y ocultadnos de la presencia del que está sentado en el trono, y de la ira del Cordero'.
En aquellos d as buscarán los hombres la muerte y no la encontrarán; desearán morir, pero la muerte huirá de ellos.