Cuando luego lo supo David, exclamó: 'Yo y mi reino somos inocentes ante Yahveh, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
Números 32:22 - Biblia Castilian 2003 entonces, cuando el pa s haya sido sometido ante Yahveh, podréis volveros, quedaréis libres de responsabilidad para con Yahveh y para con Israel, y tendréis esta tierra en propiedad ante Yahveh. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente entonces podrán volver cuando el Señor haya conquistado la tierra. Habrán cumplido con su deber ante el Señor y ante el resto del pueblo de Israel. Y la tierra al oriente del Jordán será su propiedad de parte del Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando el país esté sometido a Yavé, volverán a su tierra, y ni Yavé ni Israel los podrán reprochar: esta tierra será de ustedes a los ojos de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion y la tierra haya quedado subyugada ante YHVH, y os volvéis, entonces quedaréis absueltos para con YHVH y para con Israel, y esta tierra será vuestra propiedad delante de YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 entonces, cuando el país haya sido sometido ante Yahveh, podréis volveros, quedaréis libres de responsabilidad para con Yahveh y para con Israel, y tendréis esta tierra en propiedad ante Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y sea el país sojuzgado delante de Jehová; luego volveréis, y seréis libres de culpa para con Jehová, y para con Israel; y esta tierra será vuestra en heredad delante de Jehová. |
Cuando luego lo supo David, exclamó: 'Yo y mi reino somos inocentes ante Yahveh, para siempre, de la sangre de Abner hijo de Ner.
Expulsó delante de ellos a los pueblos, midiendo con la cuerda su heredad e instalando en sus tiendas las tribus de Israel.
'Cuando hayáis entrado en la tierra de Canaán que os he de dar en propiedad, si yo mando manchas de lepra a una casa del pa s que poseeréis,
y si todos los que de entre vosotros empu an las armas pasan el Jordán delante de Yahveh, hasta que él haya arrojado a sus enemigos de delante de s,
hasta que Yahveh dé tranquila morada a vuestros hermanos, como a vosotros, y también ellos se apoderen del pa s que Yahveh, vuestro Dios, les da al otro lado del Jordán. Entonces podrá volver cada uno de vosotros a la propiedad que os he dado'.
hasta que Yahveh conceda el descanso a vuestros hermanos, como os lo ha concedido ya a vosotros, cuando también ellos hayan ocupado la tierra que Yahveh, vuestro Dios, les va a dar. Después podréis volver al pa s de vuestra heredad para poseerlo, el que os dio Moisés, siervo de Yahveh, al lado de acá del Jordán, al oriente'.
Yahveh la entregó también, con su rey, en manos de Israel, que la pasó a filo de espada con todas las personas que en ella hab a, sin dejar supervivientes. Y trató a su rey como hab a tratado al de Jericó.
Josué se apoderó de todos estos reyes y de sus territorios en una sola campa a, porque Yahveh, Dios de Israel, combat a en favor de Israel.
As conquistó Josué todo el pa s, tal como hab a dicho Yahveh a Moisés, y lo entregó en heredad a Israel, distribuyéndolo entre las tribus. Y el pa s descansó de la guerra.
La otra mitad de la tribu de Manasés ya recibió su heredad juntamente con los rubenitas y gaditas cuando se la dio Moisés, siervo de Yahveh, al otro lado del Jordán, al oriente. Moisés, siervo de Yahveh, les hab a dado:
La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y all asentaron la tienda del encuentro. El pa s se les hab a sometido.
Todo el que saliere de las puertas de tu casa será responsable de su sangre, y nosotros seremos inocentes. Pero del que permanezca contigo en tu casa responderemos con nuestras cabezas si la mano de alguien lo toca.
Ahora, pues, que Yahveh, vuestro Dios, ha concedido tranquilidad a vuestros hermanos, como les hab a prometido, podéis volveros a vuestras tiendas, a la tierra que ocupáis, la que os dio Moisés, siervo de Yahveh, al otro lado del Jordán.
Volviéronse, pues, los rubenitas, los gaditas y la mitad de la tribu de Manasés, y dejaron a los israelitas en Siló, en la tierra de Canaán, para encaminarse al pa s de Galaad, a la tierra de su posesión, donde se hab an instalado según la orden de Yahveh, transmitida por medio de Moisés.