¡Maldito quien haga la obra de Yahveh con negligencia! ¡Maldito quien prive de sangre a su espada!
Números 31:15 - Biblia Castilian 2003 y les dijo Moisés: '¿Y habéis dejado con vida a todas las mujeres? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? Biblia Nueva Traducción Viviente «¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les reclamó—. Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés les dijo: '¿Así, pues, han dejado con vida a las mujeres?' La Biblia Textual 3a Edicion Y les dijo Moisés: ¿Pero habéis dejado con vida a todas las hembras?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 y les dijo Moisés: '¿Y habéis dejado con vida a todas las mujeres? Biblia Reina Valera Gómez (2023) y les dijo Moisés: ¿Todas las mujeres habéis reservado? |
¡Maldito quien haga la obra de Yahveh con negligencia! ¡Maldito quien prive de sangre a su espada!
a los viejos, a los chicos y chicas, a los ni os y mujeres, matadlos, acabad con ellos, pero no toquéis a ninguno de los marcados con la cruz. Comenzad por mi santuario'. Comenzaron, pues, por los ancianos que estaban delante del templo.
Se irritó Moisés contra los oficiales del ejército, los jefes de millar y de centena, que regresaban de esta expedición de guerra
En aquella ocasión tomamos todas sus ciudades y dimos al anatema ciudades enteras, con hombres, mujeres y ni os, sin dejar uno solo con vida.
y cuando Yahveh, tu Dios, la entregue en tu mano, pasarás a filo de espada a todos sus varones.
Pero las mujeres, los ni os, el ganado y cuanto hay en la ciudad los tomarás para ti como bot n; y comerás de los despojos de tus enemigos que Yahveh, tu Dios, te ha entregado.
As fue dominando Josué todo el pa s: la monta a, el Negueb, la llanura, las vertientes, con todos sus reyes, sin dejar supervivientes. Y entregó al anatema a todos los seres vivientes, según hab a dispuesto Yahveh, Dios de Israel.
Se apoderaron los israelitas de todos los despojos de estas ciudades y de sus ganados; pero pasaron a filo de espada a todas las personas, hasta exterminarlas, sin dejar supervivientes.
Entregaron al anatema, al filo de la espada, cuanto hab a en la ciudad: hombres y mujeres, ni os y ancianos, y hasta el ganado mayor y menor, y los asnos.
El total de los que cayeron en aquel d a, hombres y mujeres, fueron doce mil: todos ellos habitantes de Ay.
Ahora, pues, vete a derrotar a Amalec y condénalo al anatema con cuanto le pertenezca, sin sentir compasión de él. Darás muerte a todos, hombres y mujeres, adolescentes y ni os de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos'.