Números 16:35 - Biblia Castilian 2003 Salió un fuego de Yahveh y abrasó a los doscientos cincuenta hombres que hab an ofrecido el incienso. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. La Biblia Textual 3a Edicion Y salió fuego de YHVH que consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió un fuego de Yahveh y abrasó a los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió fuego de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. |
nuestro Dios viene y no calla. Le precede un fuego devorante, y en su entorno, la tempestad en furia.
Y setenta de los ancianos de la casa de Israel, entre los cuales se encontraba Yazan as, hijo de Safán, estaban de pie ante ellos, cada uno con su incensario en la mano, mientras ascend a el perfume de una nube de incienso.
Salió de delante de Yahveh un fuego que los abrasó, y cayeron muertos ante Yahveh.
los que hab an hablado mal de aquella tierra, cayeron heridos de muerte por manos de Yahveh.
Tomad cada uno vuestro incensario, poned incienso en él y presentad cada uno vuestro incensario delante de Yahveh: en total, doscientos cincuenta incensarios. Tú también y Aarón presentaréis vuestro incensario'.
y se alzaron contra Moisés, secundados por doscientos cincuenta hombres de los israelitas, pr ncipes de la comunidad, miembros del consejo, personas influyentes.
A sus gritos, todos los israelitas que se encontraban cerca huyeron, pues se dec an: 'Nos va a tragar la tierra'.
La tierra abrió su boca y se los tragó, a ellos y a Coré, cuando pereció esa facción. El fuego devoró a doscientos cincuenta hombres, para que sirviera de escarmiento.
Nadab y Abihú murieron ante Yahveh, en el desierto del Sina, al presentar ante Yahveh un fuego profano, y no dejaron hijos. Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio a las órdenes de Aarón, su padre.
Si alguien pretende causarles mal, saldrá fuego de la boca que devorará a sus enemigos. Si alguien pretende causarles mal, morirá sin remedio.