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Números 11:4 - Biblia Castilian 2003

Una chusma que se hab an mezclado con el pueblo sintió tan insaciable apetito que incluso los israelitas rompieron a lamentarse de nuevo y dec an: '¡Quién nos diera a comer carne!

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces la gentuza extranjera que viajaba con los israelitas comenzó a tener fuertes antojos por las cosas buenas de Egipto. Y el pueblo de Israel también comenzó a quejarse: «¡Oh, si tuviéramos un poco de carne! —exclamaban—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El montón de gente extraña que se encontraba en medio de los Israelitas sólo pensaba en comer, y hasta los mismos israelitas se pusieron a quejarse. Decían: '¿Quién nos dará carne para comer?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y la chusma° que iba en medio de ellos sintió otra vez un gran deseo, y los hijos de Israel también lloraron, y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Una chusma que se habían mezclado con el pueblo sintió tan insaciable apetito que incluso los israelitas rompieron a lamentarse de nuevo y decían: '¡Quién nos diera a comer carne!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y la multitud de raza mixta que había entre ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne!

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Lòt tradiksyon



Números 11:4
16 Referans Kwoze  

Al conocer la existencia de esta ley, excluyeron de Israel a todos los extranjeros.


Cedieron a su antojo en las estepas y tentaron a Dios en el desierto.


Subió también con ellos una abigarrada muchedumbre y gran cantidad de ganado menor y mayor.


'He escuchado las murmuraciones de los israelitas. Háblales y diles: 'Al atardecer comeréis carne, y por la ma ana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Yahveh, vuestro Dios''.


Los israelitas les dec an: '¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en tierra de Egipto, cuando nos sentábamos en torno a las ollas de carne y com amos pan en abundancia! ¡Nos habéis tra do a este desierto para matar de hambre a toda esta muchedumbre!'.


diciendo: ¡No!, sino que nos iremos al pa s de Egipto, donde no veremos más guerra, ni oiremos la voz de la trompeta, ni tendremos hambre de pan y all nos quedaremos,


Dirás al pueblo: 'Santificaos para ma ana y comeréis carne, ya que os habéis lamentado a los o dos de Yahveh, diciendo: ¿quién nos dará a comer carne? ¡Estábamos tan bien en Egipto!'. Yahveh os dará carne para que comáis.


Entonces toda la comunidad levantó su voz y rompió a gritar; y el pueblo pasó la noche lamentándose.


que de todos estos hombres que han visto mi gloria y mis prodigios, los que hice en Egipto y en el desierto, y que me han tentado ya diez veces y no han escuchado mi voz,


¿Es poco habernos sacado de un pa s que manaba leche y miel para hacernos morir en el desierto, que todav a quieres erigirte sobre nosotros en jefe?


Al contrario, revest os del Se or Jesucristo y no pongáis vuestro afán en la satisfacción de los deseos de la carne.


Estos acontecimientos ten an sentido figurativo para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos.


No os dejéis enga ar: 'Las malas compa as corrompen las buenas costumbres'.


También en Taberá, y en Masá, y en Quibrot Hatavá, irritasteis a Yahveh.