Números 11:26 - Biblia Castilian 2003 Se hab an quedado en el campamento dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad. El esp ritu se posó también sobre ellos, porque eran del número de los designados, aunque no hab an ido a la tienda, y profetizaron en el campamento. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban estos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, dos hombres, Eldad y Medad, se habían quedado en el campamento. Ellos estaban incluidos en la lista de los ancianos, pero no se presentaron en el tabernáculo. Aun así, el Espíritu también se posó sobre ellos y profetizaron allí en el campamento. Biblia Católica (Latinoamericana) Dos hombres se habían quedado en el campamento, el primero se llamaba Eldad y el otro, Medad; el espíritu se posó sobre ellos. Pertenecían a los inscritos, pero no habían ido a la Tienda, y profetizaron en el campamento. La Biblia Textual 3a Edicion Habían quedado en el campamento dos varones, uno de nombre Eldad y el segundo de nombre Medad. El Espíritu reposó también sobre ellos, pues figuraban entre los inscritos, y aunque no habían ido a la Tienda, profetizaron en el campamento. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se habían quedado en el campamento dos hombres, el uno llamado Eldad y el otro Medad. El espíritu se posó también sobre ellos, porque eran del número de los designados, aunque no habían ido a la tienda, y profetizaron en el campamento. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habían quedado en el campamento dos varones, uno llamado Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban estos entre los escritos, mas no habían salido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento. |
Fuiste paciente durante muchos a os, los exhortabas por tu esp ritu, mediante tus profetas, pero ellos no prestaron o do; por eso los entregaste en manos de las gentes del pa s.
Dijo Moisés a Dios: '¿Quién soy yo para ir al Faraón y sacar de Egipto a los israelitas?'.
Pero yo dije: '¡Ah, Se or Yahveh! Mira que no sé hablar, que soy un ni o'.
Después Jerem as dio a Baruc esta orden: 'Yo estoy arrestado, no puedo ir al templo de Yahveh.
Un joven corrió a anunciárselo a Moisés y le dijo: 'Eldad y Medad están profetizando en el campamento'.
Cuando Balaán alzó sus ojos y vio a Israel acampado por tribus, vino sobre él el esp ritu de Yahveh
Consultaron entonces de nuevo a Yahveh: '¿Ha llegado ya aqu ese hombre?'. Respondió Yahveh: 'Está escondido entre los bagajes'.
Entonces te invadirá el esp ritu de Yahveh, y entrarás con ellos en trance profético, de suerte que te transformarás en otro hombre.
Saúl no dijo nada aquel d a, pues pensó: '¡Será casualidad! No estará puro, por no haber podido purificarse'.