Pues bien, ya no se apartará nunca la espada de tu casa, porque me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Ur as, el hitita.
Números 11:20 - Biblia Castilian 2003 sino un mes entero: hasta que os salga por las narices y os dé asco, por haber menospreciado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y por haberos lamentado ante él, diciendo: '¿Por qué hemos salido de Egipto?''. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices, y la aborrezcáis, por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto? Biblia Nueva Traducción Viviente La comerán durante un mes entero, hasta que les produzca náuseas y estén hartos de tanta carne. Pues han rechazado al Señor que está aquí entre ustedes y han lloriqueado diciendo: ‘¿Por qué dejamos Egipto?’”. Biblia Católica (Latinoamericana) sino todo un mes, hasta que les salga por las narices y sientan asco de ella. Porque menospreciaron a Yavé que está en medio de ustedes cuando vinieron a llorar ante él, diciéndole: ¿Por qué salimos de Egipto?' La Biblia Textual 3a Edicion sino hasta un mes entero, hasta que os salga por las narices y os provoque náuseas, por cuanto despreciasteis a YHVH, que está en medio vosotros, y llorasteis delante de Él diciendo: ¿Por qué salimos de Egipto? Biblia Serafín de Ausejo 1975 sino un mes entero: hasta que os salga por las narices y os dé asco, por haber menospreciado a Yahveh, que está en medio de vosotros, y por haberos lamentado ante él, diciendo: '¿Por qué hemos salido de Egipto?''. Biblia Reina Valera Gómez (2023) sino hasta un mes de tiempo, hasta que os salga por las narices, y os sea en aborrecimiento: por cuanto menospreciasteis a Jehová que está en medio de vosotros, y llorasteis delante de Él, diciendo: ¿Para qué salimos acá de Egipto? |
Pues bien, ya no se apartará nunca la espada de tu casa, porque me has despreciado y has tomado por esposa a la mujer de Ur as, el hitita.
Al atardecer subieron codornices y cubrieron el campamento, y por la ma ana hab a una capa de roc o alrededor del mismo.
Los israelitas les dec an: '¡Ojalá hubiéramos muerto a manos de Yahveh en tierra de Egipto, cuando nos sentábamos en torno a las ollas de carne y com amos pan en abundancia! ¡Nos habéis tra do a este desierto para matar de hambre a toda esta muchedumbre!'.
Y a adió Moisés: 'Cuando esta tarde os dé Yahveh carne para comer, y por la ma ana pan hasta la saciedad, será porque Yahveh ha o do las murmuraciones que habéis formulado contra él. Porque nosotros, ¿qué somos? Vuestras murmuraciones no van contra nosotros, sino contra Yahveh'.
El hombre ah to desprecia la miel; para el hambriento, lo amargo es dulce.
El hijo honra a su padre, y el siervo a su se or. Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honor? Y si yo soy se or, ¿dónde está mi temor? Yahveh Sebaot os habla, sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Vosotros dec s: '¿En qué menospreciamos tu nombre?'.
¿De dónde saco la carne para darle a todo ese pueblo, cuando me asedian con sus lágrimas y me dicen: 'Danos carne para comer'?
Moisés dijo: 'El pueblo que viene conmigo alcanza los seiscientos mil hombres de a pie; ¿y tú dices: 'Les daré carne y la comerán un mes entero?'.
¿Por qué Yahveh nos quiere llevar a esa tierra, para que caigamos a espada, y que nuestras mujeres y nuestros peque os formen parte del bot n? ¿No ser a mejor para nosotros volver a Egipto?'.
¿Es poco habernos sacado de un pa s que manaba leche y miel para hacernos morir en el desierto, que todav a quieres erigirte sobre nosotros en jefe?
¿Por qué habéis tra do a la asamblea de Yahveh a este desierto, para morir aqu nosotros y nuestros ganados?
y habló contra Dios y contra Moisés diciendo: '¿Por qué nos sacaste de Egipto, para hacernos morir en el desierto? No hay aqu pan ni agua; y estamos ya cansados de este alimento sin sustancia'.
Ved, menospreciadores, asombraos y desapareced; porque voy a realizar en vuestros d as una obra que no la creer ais si os la contaran. '
Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Esp ritu Santo entre vosotros.
Josué dijo a todo el pueblo: 'Mirad: esta piedra servirá de testigo contra vosotros, pues ella ha escuchado todas las palabras que Yahveh os ha dicho; y también servirá de testigo contra vosotros, para que no reneguéis de vuestro Dios'.
Pero vosotros habéis rechazado hoy a vuestro Dios, que es quien os salvó de todos vuestros males y tribulaciones, al decir: ¡No! Sino pon sobre nosotros un rey. Ahora, pues, presentaos ante Yahveh por tribus y por familias'.
Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo hab a dicho que tu casa y la casa de tu padre caminar an en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahveh -, ¡lejos de m tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.