Escucha, pues, la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha desde el lugar de tu morada, en el cielo. Escucha y perdona.
Nehemías 1:6 - Biblia Castilian 2003 Estén atentos tus o dos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo d a y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado! Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor! Porque como tú lo ves, yo oro día y noche por los hijos de Israel, tus servidores y confieso los pecados de los hijos de Israel. La Biblia Textual 3a Edicion Esté ahora atento tu oído y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago hoy ante ti, día y noche, por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti. ¡Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo día y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Esté ahora atento tu oído, y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos contra ti cometido; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. |
Escucha, pues, la súplica de tu siervo y de tu pueblo Israel cuando oren en este lugar. Escucha desde el lugar de tu morada, en el cielo. Escucha y perdona.
si ellos luego se arrepienten en su corazón en la tierra de su cautiverio y se convierten y te suplican en el pa s de quienes les llevaron cautivos y dicen: 'Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables',
Y ahora, pensáis hacer de estos hijos de Judá y de Jerusalén esclavos y esclavas vuestros. Pero ¿es que vosotros mismos no habéis cometido también delitos contra Yahveh, vuestro Dios?
porque nuestros padres han prevaricado, han hecho lo que es malo a los ojos de Yahveh, nuestro Dios, lo han abandonado, han apartado su rostro de la tienda del encuentro de Yahveh y le han vuelto la espalda.
Ahora pues, Dios m o, que tus ojos estén abiertos y tus o dos atentos a la oración que se haga en este lugar.
Mientras Esdras oraba, llorando y postrado ante el templo de Dios, se congregó en torno a él un concurso muy numeroso de israelitas: hombres, mujeres y ni os. El pueblo lloraba muy copiosamente.
Ahora, pues, rendid honor a Yahveh, Dios de vuestros padres, y haced su voluntad: separaos de los habitantes del pa s y de las mujeres extranjeras'.
Ahora, oh Se or, esté atento tu o do a la oración de tu siervo, a la oración de tus siervos, que se complacen en reverenciar tu nombre. Concede a tu siervo que hoy tenga éxito y que halle clemencia ante ese hombre'. Yo era entonces copero del rey.
Y es que el Se or habrá reconstruido ya a Sión y habrá dejado ver su gloria,
Pecadores nosotros, igual que nuestros padres, somos reos de culpa y de maldad.
Te confesé mis faltas y no encubr mis culpas, pensando: 'Confesaré mis yerros al Se or', y tú me perdonaste el mal de mi pecado. Selah
Canto. Salmo. De los hijos de Coré. En la enfermedad. Para cantar. De Hemán el ind gena.
Yo dije: '¡Ay de m ! ¡Estoy perdido, pues soy hombre de labios impuros que vivo en un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, a Yahveh Sebaot!'.
Pecaron nuestros padres, ya no existen; pero nosotros cargamos con sus culpas.
'Ahora, pues, Se or, Dios nuestro, que sacaste a tu pueblo de la tierra de Egipto con mano fuerte y conquistaste una fama que perdura hasta hoy, hemos pecado, hemos hecho el mal.
Estaba yo aún hablando, orando, confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y presentando mi súplica a Yahveh, mi Dios, por su santa monta a;
Oré a Yahveh, mi Dios, e hice mi confesión: '¡Ah, Se or, el Dios grande y terrible que guarda la alianza y la misericordia con los que le aman y cumplen sus mandamientos!
Hemos pecado, hemos cometido iniquidades; hemos hecho el mal; nos hemos rebelado y apartado de tus mandamientos y ordenanzas;
Yahveh, a nosotros la vergüenza en el rostro, a nuestros reyes, a nuestros pr ncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
Y ¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él d a y noche, aunque les haga esperar?
y ahora era viuda con ochenta y cuatro. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios noche y d a con ayunos y oraciones.
entre los cuales también nosotros todos viv amos entonces según las tendencias de nuestra carne, realizando los deseos de la carne y de la mente, y éramos, por naturaleza, hijos de ira, exactamente como los otros...
La viuda de verdad, la que no tiene amparo, pone su esperanza en Dios y se dedica a las súplicas y oraciones, d a y noche.
Doy gracias a Dios, a quien rindo culto, como mis antepasados, con conciencia pura, cuando te encomiendo incesantemente en mis oraciones d a y noche.
Si confesamos nuestros pecados, fiel es y justo para perdonarnos los pecados y para purificarnos de toda iniquidad.
'Me arrepiento de haber constituido rey a Saúl, porque se ha apartado de m y no ha ejecutado mis órdenes'. Afligióse Samuel y pasó toda la noche clamando a Yahveh.