Echó, pues, fuera al hombre, y apostó al oriente del jard n de Edén querubines y la llama de la vibrante espada para cerrar el paso al árbol de la vida.
Nahúm 3:3 - Biblia Castilian 2003 jinetes enhiestos, flamear de espadas, fulgor de lanzas, multitud de muertos, montón de despojos, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 jinete enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; y multitud de muertos, y multitud de cadáveres; cadáveres sin fin, y en sus cadáveres tropezarán, Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Miren cómo destellan las espadas y brillan las lanzas cuando pasa la caballería! Hay muertos incontables, hay montones de cadáveres, tantos que la gente tropieza con ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) caballerías que avanzan, llamear de espadas, centellear de lanzas, multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin fin; se tropieza en los cadáveres. La Biblia Textual 3a Edicion Del resplandor de la espada y el relampagueo de la lanza. Infinidad de heridos, Multitud de muertos, Muchedumbre de víctimas en cuyos cadáveres se tropieza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 jinetes enhiestos, flamear de espadas, fulgor de lanzas, multitud de muertos, montón de despojos, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres. Biblia Reina Valera Gómez (2023) caballero enhiesto, y resplandor de espada, y resplandor de lanza; multitud de muertos, y multitud de cadáveres; de sus cadáveres no hay fin, y sobre sus cadáveres tropiezan: |
Echó, pues, fuera al hombre, y apostó al oriente del jard n de Edén querubines y la llama de la vibrante espada para cerrar el paso al árbol de la vida.
Aquella misma noche salió el ángel de Yahveh y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Cuando se levantaron por la ma ana, vieron que no hab a más que cadáveres.
Sus muertos yacerán tirados, de sus cadáveres subirá el hedor. Se disolverán los montes con su sangre,
Salió el ángel de Yahveh y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Cuando se levantaron por la ma ana, vieron que no hab a más que cadáveres.
Porque Yahveh va a juzgar con el fuego y con su espada a todo mortal, y muchas serán las v ctimas de Yahveh.
Caerás en los montes de Israel, tú, todas tus hordas y los pueblos que están contigo. Te entregaré a las aves de rapi a de toda especie y a las fieras salvajes, para que te devoren.
Tropezarán los unos con los otros, como si huyeran de la espada, aunque nadie los persiga, y no podréis resistir a vuestros enemigos.
El escudo de sus héroes es rojo, los valientes van vestidos de escarlata, los carros son antorchas encendidas cuando forman sus filas. Los jinetes se impacientan.
la luna se queda en su morada: huyen al resplandor de tus flechas, al deslumbrante fulgor de tu lanza.