Se acordó Dios de Noé, de todos los animales y de todas las bestias que estaban con él en el arca. Entonces hizo pasar Dios un viento sobre la tierra y fueron decreciendo las aguas.
Nahúm 1:4 - Biblia Castilian 2003 Increpa al mar y lo seca, Gu mel evapora todos los r os. Languidecen el Basán y el Carmelo, Dálet la flor del L bano se marchita. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Él amenaza al mar, y lo hace secar, y agosta todos los ríos; Basán fue destruido, y el Carmelo, y la flor del Líbano fue destruida. Biblia Nueva Traducción Viviente Él da la orden y los océanos se secan y los ríos desaparecen. Los buenos pastizales de Basán y el Carmelo pierden su verdor, y los frondosos bosques del Líbano se marchitan. Biblia Católica (Latinoamericana) Amenaza a los mares y los seca,
los ríos se quedan sin agua.
El Basán y el Carmelo desfallecen
y se marchita el verdor del Líbano, La Biblia Textual 3a Edicion g Reprende al mar, y lo hace secar, Evapora todos los ríos, d El Basán y el Carmelo aridecen, La flor del Líbano se marchita, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Guímel. Increpa al mar y lo seca, evapora todos los ríos. Dálet. Languidecen el Basán y el Carmelo, la flor del Líbano se marchita. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Él reprende al mar, y lo hace secar, y seca todos los ríos: Languidecen Basán y el Carmelo, y la flor del Líbano se marchita. |
Se acordó Dios de Noé, de todos los animales y de todas las bestias que estaban con él en el arca. Entonces hizo pasar Dios un viento sobre la tierra y fueron decreciendo las aguas.
Los cauces de las aguas se descubren y las bases del mundo se desnudan ante tus amenazas, oh Yahveh, al resuello tremendo de tu enojo.
Le dije: 'Hasta aqu llegarás, no más allá; aqu se romperá el orgullo de tus olas'.
y, a tu reproche, se dieron a la fuga, ante tu tonante voz huyeron alarmadas.
Increpó al mar Rojo y quedó enjuto, los guió por el abismo igual que por desierto,
Los cauces de las aguas se descubren y las bases del mundo se desnudan ante tus amenazas, oh Yahveh, al resuello tremendo de tu enojo.
Enluteció, languideció la tierra, enrojeció, se marchitó el L bano; quedó el Sarón como la estepa, sacudidos el Basán y el Carmelo.
Desecaré monta as y colinas y agostaré todo su verdor; haré de los r os, islotes y agotaré los pantanos.
¿No fuiste tú quien secó el mar, las aguas del gran abismo, quien trazó un camino en las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?
Dejaré los Nilos en seco y venderé el pa s a los malvados; desolaré el pa s y cuanto encierra por mano de extranjeros. Yo, Yahveh, lo he dicho'.
Temblarán ante m los peces del mar, las aves del cielo, las fieras del campo, todos los reptiles que reptan por la tierra y todos los hombres que hay en la superficie de la tierra. Se desplomarán las monta as, se despe arán las rocas y caerán por tierra todas las murallas.
Dijo: 'Yahveh ruge desde Sión, da voces desde Jerusalén: se agostan los pastizales de los pastores, se deseca la cumbre del Carmelo'.
Él es quien hizo las Pléyades y Orión, quien cambia las tinieblas en aurora, quien hace del d a noche oscura, quien llama a las aguas del mar y las derrama sobre la superficie de la tierra. ¡Yahveh es su nombre!
Pero él les dice: '¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?'. Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma.
las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y alzaron, formando un embalse de gran extensión que llegaba hasta la ciudad de Adán, que está al lado de Sartán, y las que bajaban al mar de la Arabá, el mar de la Sal, quedaron totalmente cortadas, y as el pueblo pasó frente a Jericó.