¿Es que no saben comprender los obreros del mal que devoran a mi pueblo, como quien come pan, y no invocan al Se or?
Miqueas 3:3 - Biblia Castilian 2003 Quienes devoran la carne de mi pueblo, desuellan la piel que los recubre, le rompen los huesos y los descuartizan como para la olla o como carne que se echa en la caldera, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos, y les quebrantáis los huesos y los rompéis como para el caldero, y como carnes en olla. Biblia Nueva Traducción Viviente Sí, devoran la carne de mi pueblo, le arrancan la piel y le rompen los huesos. Los cortan en pedazos, como carne para la olla. Biblia Católica (Latinoamericana) Ustedes pueden comerse la carne de mi pueblo, partir sus huesos y echarlos a la olla, La Biblia Textual 3a Edicion Que coméis la carne de mi pueblo, Y desolláis su piel, y rompéis sus huesos, Que lo cortáis como carne para la olla, Como carne para el caldero. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quienes devoran la carne de mi pueblo, desuellan la piel que los recubre, le rompen los huesos y los descuartizan como para la olla o como carne que se echa en la caldera, Biblia Reina Valera Gómez (2023) que coméis asimismo la carne de mi pueblo, y les desolláis su piel de sobre ellos y les quebráis sus huesos, y los hacéis pedazos como para la olla, y como carne en caldero. |
¿Es que no saben comprender los obreros del mal que devoran a mi pueblo, como quien come pan, y no invocan al Se or?
Al acercarse a m los malhechores para comer mi carne, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y se caen.
una raza cuyos dientes son espadas y cuyos molares son cuchillos para devorar a los pobres del pa s y a los menesterosos de entre los hombres.
Yahveh entra en juicio con los ancianos de su pueblo y sus jefes: 'Habéis abrasado la vi a, el despojo del pobre está en vuestras casas.
¿Con qué derecho aplastáis a mi pueblo y moléis el rostro de los pobres?' - oráculo del Se or Yahveh Sebaot -.
diciendo: 'No corre prisa construir casas; ésta es la caldera y nosotros la carne'.
Llénala de trozos de carne, de todos los trozos mejores, pernil y espaldilla; llénala también de huesos selectos.
Escuchad esto, los que aplastáis al pobre y extermináis a los humildes del pa s
Pero vosotros os alzáis como enemigos contra mi pueblo: arrebatáis el manto al pac fico, a todo el que pasa confiado cuando vuelve de la guerra.
Los pr ncipes que la habitan son leones rugientes; sus jueces son lobos de la noche que nada dejan por roer para ma ana.