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Miqueas 3:1 - Biblia Castilian 2003

Y dije: 'Escuchad, pues, jefes de Jacob, gobernantes de la casa de Israel: ¿acaso no os toca a vosotros reconocer el derecho?'.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Dije: Oíd ahora, príncipes de Jacob, y jefes de la casa de Israel: ¿No concierne a vosotros saber lo que es justo?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Yo dije: «¡Escuchen, líderes de Israel! Ustedes deberían saber cómo distinguir entre lo bueno y lo malo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Yo les diré: Escuchen, jefes de Jacob, señores de las tribus de Israel. ¿No deberían conocer lo que es justo? ¿Por qué, pues, odian el bien y aman el mal?

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y digo: Oíd ahora oh príncipes de Jacob y caudillos de la casa de Israel: ¿No es de vosotros saber lo que es justo?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y dije: 'Escuchad, pues, jefes de Jacob, gobernantes de la casa de Israel: ¿acaso no os toca a vosotros reconocer el derecho?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dije: Oíd, os ruego, oh cabezas de Jacob, y príncipes de la casa de Israel: ¿No pertenece a vosotros conocer la justicia?

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Lòt tradiksyon



Miqueas 3:1
21 Referans Kwoze  

Reprend, pues, a los principales de Judá y les dije: '¿Cómo hacéis cosa tan reprochable, profanando el d a del sábado?


¿Es que no saben comprender los obreros del mal que devoran a mi pueblo, como quien come pan, y no invocan al Se or?


Escuchad la palabra de Yahveh, jefes de Sodoma; o d la ense anza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:


para ignorar la causa de los indigentes y robar el derecho de los pobres de mi pueblo; para hacer de las viudas su presa y poder expoliar a los huérfanos!


Los pr ncipes de Israel están en ti para derramar sangre, cada uno de ellos tanta como puede.


'Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza y diles: '¡Pastores!, as dice el Se or Yahveh: ¡ay de los pastores de Israel, que se apacientan a s mismos! ¿No deben los pastores apacentar las ovejas?


Vosotros os coméis la grasa, os vest s con la lana, matáis las más cebadas, pero a las ovejas no las apacentáis.


Me dijo: 'La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande, muy grande; el pa s está lleno de sangre y la ciudad llena de injusticia, porque dice: 'Yahveh ha abandonado el pa s, Yahveh no ve nada'.


Escuchad esto, sacerdotes, atiende, casa de Israel, óyelo, casa real: sois vosotros los llamados a juicio, porque fuisteis lazo en Mispá, y red tendida en el Tabor.


Escuchad esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samar a, que oprim s a los indigentes, maltratáis a los pobres y dec ais a vuestros maridos: '¡Traed acá! ¡Bebamos!'.


¡Ay de los que viven tranquilos en Sión y de los que se sienten seguros en el monte de Samar a, hombres notables de la primera de las naciones, a quienes acude la casa de Israel!


El que abre el camino subirá delante de ellos: ellos avanzan, pasan la puerta y salen por ella. Al frente de ellos marcha su rey. ¡Yahveh, a la cabeza!


Para vergüenza vuestra lo digo: ¿es que no hay entre vosotros ningún entendido que pueda ser juez en un pleito entre hermanos?


Constituirás jueces y escribas para tus tribus en todas las ciudades que Yahveh, tu Dios, te ha de dar, y ellos juzgarán al pueblo según justicia.