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Miqueas 1:13 - Biblia Castilian 2003

Unce al carro los caballos, habitante de Laquis. All estuvo el principio del pecado de la hija de Sión, pues en ti se encontraron las rebeld as de Israel.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Uncid al carro bestias veloces, oh moradores de Laquis, que fuisteis principio de pecado a la hija de Sion; porque en vosotros se hallaron las rebeliones de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Enganchen los caballos a sus carros y huyan, pueblo de Laquis. Ustedes fueron la primera ciudad de Judá que siguió a Israel en su rebelión e hicieron caer a Jerusalén en pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Prepara el carro con sus caballos, tú que vives en Laquis, pues por tu culpa empezó a pecar la hija de Sión, ya que tú le enseñaste el mal que se cometía en Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Uncid los carros a raudos corceles, oh moradores de Laquis! Allí comenzó el pecado de Sión, Allí se hallaron las rebeliones de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Unce al carro los caballos, habitante de Laquis. Allí estuvo el principio del pecado de la hija de Sión, pues en ti se encontraron las rebeldías de Israel.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Unce al carro dromedarios, oh moradora de Laquis: Ella es el principio de pecado a la hija de Sión; porque en ti se encontraron las transgresiones de Israel.

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Lòt tradiksyon



Miqueas 1:13
27 Referans Kwoze  

Mientras los sacaban fuera, le dijeron: 'Escapa, por tu vida. No mires atrás, ni te detengas en toda la llanura. Escapa al monte, si no quieres perecer'.


Entregará, pues, a Israel, a causa de los pecados que cometió Jeroboán y de los que hizo cometer a Israel''.


Como si fuera poco imitar los pecados de Jeroboán, hijo de Nebat, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, rindió culto a Baal y se postró ante él.


Tramaron contra él una conspiración en Jerusalén, por lo que huyó a Laquis, pero enviaron gente tras él a Laquis, y all le dieron muerte.


El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén, contra el rey Ezequ as, al comandante del ejército, al jefe de los eunucos y al copero mayor, con un fuerte ejército. Subieron y, cuando llegaron a Jerusalén, se detuvieron junto al canal del estanque superior, el que está junto al camino del Campo del Batanero.


Siguió los caminos de los reyes de Israel, como hab a hecho la casa de Ajab, pues tomó por esposa a una hija de Ajab. Hizo lo que es malo a los ojos de Yahveh.


Después de esto, Senaquerib, rey de Asiria, que se hallaba frente a Laquis con todas sus fuerzas, envió servidores suyos a Jerusalén, para decir a Ezequ as, rey de Judá, y a todo el pueblo de Judá, que se hallaba en Jerusalén:


¿Atarás una coyunda a su cuello, y rastrillará los surcos detrás de ti?


Dijo Moisés a Aarón: '¿Qué te ha hecho este pueblo, para que hayas cargado sobre él tan gran pecado?'.


Escapó Madmená. Los habitantes de Gueb n se fugaron.


El rey de Asiria envió desde Laquis a Jerusalén, contra Ezequ as, al copero mayor, con un fuerte ejército. Subieron y, cuando llegaron a Jerusalén, se detuvieron junto al canal del estanque superior, el que está junto al camino del Campo del Batanero.


El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria cuando estaba atacando a Libná, pues ya hab a o do que el rey se hab a retirado de Laquis,


Ha visto que, precisamente porque la apóstata Israel hab a cometido adulterio, yo la desped, dándole el libelo de repudio, pero su pérfida hermana Judá no tuvo miedo, sino que también ella fue a prostituirse,


cuando el ejército del rey de Babilonia combat a contra Jerusalén y contra todas las ciudades de Judá que aún resist an, Laquis y Azecá, pues éstas eran las dos ciudades de Judá que aún resist an.


Al grito de ¡jinetes y arqueros!, huye toda ciudad; se van a las selvas, escalan las rocas; todas las ciudades son evacuadas, y no queda en ellas ni un solo habitante.


'Su hermana Oholibá lo vio, pero sus amor os fueron aún más depravados y sus prostituciones sobrepasaron las prostituciones de su hermana.


Todo esto, por la rebeld a de Jacob, por el pecado de la casa de Israel. ¿Cuál es la rebeld a de Jacob? ¿No es, acaso, Samar a? ¿Y cuál es el pecado de Judá? ¿No es, acaso, Jerusalén?


Adonisedec, rey de Jerusalén, envió el siguiente mensaje a Hohán, rey de Hebrón, a Pirán, rey de Yarmut, a Yaf a, rey de Laquis, y a Debir, rey de Eglón:


Pero tengo algo contra ti: que tienes ah a los que mantienen la doctrina de Balaán, el que ense ó a Balac a poner tropiezo ante los israelitas, a comer de lo inmolado a los dolos y a fornicar.


Pero tengo contra ti que toleras a Jezabel, esa mujer que se proclama a s misma profetisa y ense a y seduce a mis siervos a fornicar y a comer de lo inmolado a los dolos.