Cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel hab a rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: '¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a visitarme y sabrá que hay profeta en Israel'.
Mateo 9:33 - Biblia Castilian 2003 Una vez arrojado el demonio, habló el mudo. La gente quedó admirada y dec a: 'Jamás en Israel se ha visto nada semejante'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús expulsó al demonio y después el hombre comenzó a hablar. Las multitudes quedaron asombradas. «¡Jamás sucedió algo así en Israel!», exclamaron. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús echó al demonio, y el mudo empezó a hablar. La gente quedó maravillada y todos decían: 'Jamás se ha visto cosa igual en Israel. La Biblia Textual 3a Edicion Y echado fuera el demonio, el mudo habló, y la multitud, asombrada, exclamó: ¡Nunca se vio cosa igual en Israel! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Una vez arrojado el demonio, habló el mudo. La gente quedó admirada y decía: 'Jamás en Israel se ha visto nada semejante'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y las multitudes se maravillaban, y decían: Jamás se había visto cosa semejante en Israel. |
Cuando Eliseo, el varón de Dios, supo que el rey de Israel hab a rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: '¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a visitarme y sabrá que hay profeta en Israel'.
entonces saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará con júbilo. Porque brotaron aguas en el desierto, torrentes en la estepa.
Tú hiciste se ales y portentos en el pa s de Egipto hasta hoy, como en Israel y en la humanidad, y te has hecho un nombre, como sucede hoy;
Cuando Jesús lo oyó, quedó admirado y dijo a los que le segu an: 'Os lo aseguro: en Israel, en nadie encontré tanta fe.
Estaban todav a éstos saliendo cuando le presentaron un mudo endemoniado.
Y se levantó, inmediatamente cargó con su camilla y salió a la vista de todos, de manera que todos estaban maravillados y glorificaban a Dios diciendo: 'Jamás hab amos visto cosa semejante'.
Estaba él arrojando a un demonio que era mudo; y apenas salió el demonio, comenzó a hablar el mudo, de suerte que la gente quedó admirada.
Cuando Jesús oyó estas palabras, quedó admirado de él; y vuelto hacia la multitud que le segu a, dijo: 'Os digo que ni en Israel encontré tanta fe'.