Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido y nada quedará. Vendrá un pr ncipe con su tropa y destruirá la ciudad y el santuario. El final será un cataclismo, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones decretadas.
Mateo 27:50 - Biblia Castilian 2003 Entonces Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el esp ritu. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús volvió a gritar y entregó su espíritu. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero nuevamente Jesús dio un fuerte grito y entregó su espíritu. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, entregó el espíritu. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Jesús, gritando de nuevo con voz potente, exhaló el espíritu. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. |
Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido y nada quedará. Vendrá un pr ncipe con su tropa y destruirá la ciudad y el santuario. El final será un cataclismo, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones decretadas.
de la misma manera que el Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos'.
Pero los demás dijeron: '¡Déjalo! Vamos a ver si viene El as a salvarlo'.
Entonces Jesús, clamando con voz potente, dijo: 'Padre, en tus manos conf o yo mi vida'. Y dicho esto, expiró.
como el Padre me conoce a m y yo conozco al Padre. Yo doy mi vida por las ovejas.
Hab a all un jarro lleno de vinagre. Pusieron, pues, en una ca a de hisopo una esponja empapada en el vinagre y se la acercaron a la boca.
Cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: '¡Todo se ha cumplido!'. E inclinando la cabeza, entregó el esp ritu.
Y como los hijos comparten la sangre y la carne, de igual modo él participó de ambas, para que as, por la muerte, destruyera al que ten a el dominio de la muerte, o sea, al diablo,
Cristo, en los d as de su vida mortal, presentó, a gritos y con lágrimas, oraciones y súplicas al que pod a salvarlo de la muerte, y fue escuchado en atención a su piedad reverencial.
¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del esp ritu eterno, se ofreció a Dios como sacrificio sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras muertas, para que rindamos culto al Dios vivo!