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Mateo 23:37 - Biblia Castilian 2003

¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que han sido enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a [sus] polluelos bajo sus alas! Pero no habés querido.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»¡Oh Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Jerusalén, Jerusalén, qué bien matas a los profetas y apedreas a los que Dios te envía! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, y tú no has querido!

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Jerusalem, Jerusalem, que matas a los profetas, y apedreas a los que te han sido enviados! ¡Cuántas veces quise° juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos bajo las alas, y no quisisteis!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que han sido enviados a ella! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne a [sus] polluelos bajo sus alas! Pero no habés querido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste!

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Lòt tradiksyon



Mateo 23:37
46 Referans Kwoze  

Pero se rebelaron, se volvieron contra ti, echaron tu ley a sus espaldas, mataron a tus profetas, porque los exhortaban a convertirse a ti; grandes desprecios te hicieron.


Guárdame como la pupila de los ojos, escóndeme a la sombra de tus alas,


tu justicia es comparable a los más altos montes como el abismo inmenso, tus juicios. Tú socorres, Se or, a hombres y bestias:


Del director. 'No destruyas'. De David. Miktam. En la cueva, huyendo de Saúl.


En mi lecho te recuerdo y en las vigilias pienso en ti,


Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas un refugio por escudo y defensa su antebrazo.


¿qué más puedo hacer a mi vi a que no haya hecho? ¿Por qué cuando esperaba que diera uvas, ha dado agraces?


¿Por qué, cuando vine, no hab a nadie; cuando llamé, nadie respondió? ¿Es demasiado corta mi mano para librar o no hay en m fuerza para salvar? Mirad: con mi amenaza seco el mar, convierto los r os en desierto; apestan sus peces por falta de agua y se mueren de sed.


En vano castigué a vuestros hijos, no aprendieron la lección; vuestra espada devoró a vuestros profetas como león desgarrador.


los cuales sacaron a Ur as de Egipto, lo llevaron ante el rey Joaqu n y éste lo pasó a cuchillo y arrojó luego su cadáver a la fosa común.


S; esta ciudad ha sido para m la causa de mi ira y de mi furor desde el d a en que la construyeron hasta hoy, de modo que tendré que apartarla de mi presencia


pues os he enviado a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'Convert os cada uno de vuestra mala conducta y enmendad vuestras obras, no vayáis tras otros dioses para servirlos, y as permaneceréis en el pa s que os di a vosotros y a vuestros padres', pero no habéis prestado o do ni me habéis escuchado.


sino que el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey; a Serayas, hijo de Azriel, y a Selem as, hijo de Abdel, que prendieran a Baruc, el secretario, y a Jerem as, el profeta; pero Yahveh los escondió.


Limpia tu corazón de la maldad, Jerusalén, para que puedas salvarte. ¿Hasta cuándo se albergarán en tu interior tus malos pensamientos?


Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.


Escarmienta, Jerusalén: si no, mi alma se apartará de ti, si no, te dejaré hecha un desierto, una tierra no habitada.


Cuanto más los llamaba yo, más se apartaban de m; sacrificaban a los baales y quemaban incienso a los dolos.


Mi pueblo sigue apostatando de m; aunque invocan a lo alto, nadie los levanta.


¡Ay de ellos, por haber huido de m ! ¡Desdichados por rebelarse contra m ! Quiero salvarlos, pero mienten sobre m.


No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas anunciaron: 'As dice Yahveh Sebaot: convert os de vuestros malos caminos y de vuestras males acciones'. Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -.


Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir.


y los demás echaron mano a los criados del rey los ultrajaron y los mataron.


y dec s: 'Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros padres, no habr amos sido cómplices de la sangre de los profetas'!


Con esto, estáis declarando vosotros mismos que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas.


Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos. De esta misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.


Entonces él se enfadó y no quer a entrar. Pero su padre salió para llamarlo.


que dieron muerte al Se or Jesús y a los profetas, nos persiguieron a nosotros, no agradan a Dios y se enfrentan con todo el mundo,


Vi que la mujer estaba ebria de la sangre del pueblo santo y de la sangre de los testigos de Jesús. Su visión me dejó estupefacto.


Que Yahveh recompense tu acción y que recibas cumplida retribución de Yahveh, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte'.