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Mateo 20:21 - Biblia Castilian 2003

Él le preguntó: '¿Qué es lo que quieres?'. Ella le dice: 'Di que estos dos hijos m os se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda'.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—¿Cuál es tu petición? —le preguntó Jesús. La mujer contestó: —Te pido, por favor, que permitas que, en tu reino, mis dos hijos se sienten en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Jesús le dijo: '¿Qué quieres?' Y ella respondió: 'Aquí tienes a mis dos hijos. Asegúrame que, cuando estés en tu reino, se sentarán uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Él le dijo: ¿Qué deseas? Le dice: Di que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Él le preguntó: '¿Qué es lo que quieres?'. Ella le dice: 'Di que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Concede que en tu reino se sienten estos mis dos hijos, el uno a tu mano derecha, y el otro a tu izquierda.

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Lòt tradiksyon



Mateo 20:21
24 Referans Kwoze  

Betsabé se presentó al rey Salomón para hablarle en favor de Adon as. El rey se levantó, fue a su encuentro, se postró ante ella y luego se sentó en su trono y mandó poner otro trono para la madre del rey, la cual tomó asiento a su derecha.


En Gabaón se apareció Yahveh a Salomón en sue os durante la noche. Y le dijo Dios: 'P deme lo que quieras que te dé'.


Y el rey le preguntó: '¿Qué tienes, reina Ester? ¿Qué deseas? Aunque sea la mitad del reino, se te concederá'.


De David. Salmo. Palabra del Se or a mi se or: Reposa a mi derecha, mientras pongo a tus enemigos por plataforma de tus pies.


Mirra, áloe y casia son todos tus vestidos, y en las estancias de marfil la música te alegra.


¿Y tú buscas para ti cosas grandes? No las busques. Porque yo voy a traer desgracias sobre todo mortal - oráculo de Yahveh -, pero a ti te daré tu vida por bot n a dondequiera que vayas.


En aquel momento se acercaron los disc pulos a Jesús para preguntarle: '¿Quién es más grande en el reino de los cielos?'.


Jesús les contestó: 'Os lo aseguro: cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, en la regeneración, vosotros los que me habéis seguido, también os sentaréis en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.


Pero Jesús contestó: 'No sabéis lo que ped s. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo tengo que beber?'. Ellos le responden: 'S que lo somos'.


Jesús se detuvo, los mandó llamar y les dijo: '¿Qué queréis que os haga?'.


Jesús se dirigió a él preguntándole: '¿Qué quieres que te haga?'. El ciego le respondió: '¡Rabbun, que yo vea!'.


As pues, el Se or [Jesús], después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.


Entró la hija de la tal Herod as, se puso a bailar y agradó a Herodes y a los comensales. Entonces el rey dijo a la muchacha: 'P deme lo que quieras, que te lo daré'.


'¿Qué quieres que te haga?'. Él contestó: '¡Se or, que vea!'.


Mientras ellos escuchaban estas cosas, Jesús a adió una parábola, porque estaba ya cerca de Jerusalén y ellos pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse dentro de muy poco.


Luego surgió entre ellos una discusión sobre cuál de ellos deb a ser tenido por mayor.


Si permanecéis en m y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y os será concedido.


Los reunidos le preguntaban: 'Se or, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?'.


Amaos cordialmente los unos a los otros con el cálido afecto de hermanos. En cuanto a la deferencia, tened por más dignos a los demás.


¿Quién podrá condenar? Pero es que, además, Cristo [Jesús], el que murió, mejor aún, el resucitado, el que está a la diestra de Dios, aboga en favor nuestro.


Si, pues, habéis sido resucitados juntamente con Cristo, buscad lo de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios.