con tu mano, Se or, de los mortales: de los muertos del mundo, con su parte en la vida, cuyo vientre se llena en tus reservas: ah tanse los hijos, y dejan lo restante a sus peque os.
Mateo 19:22 - Biblia Castilian 2003 Pero cuando el joven oyó [estas] palabras se fue, lleno de tristeza, pues pose a muchos bienes. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el joven escuchó lo que Jesús le dijo, se fue triste porque tenía muchas posesiones. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando el joven oyó esta respuesta, se marchó triste, porque era un gran terrateniente. La Biblia Textual 3a Edicion Pero al oír el joven la palabra, se fue entristecido, porque era de los que tienen° muchas posesiones. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero cuando el joven oyó [estas] palabras se fue, lleno de tristeza, pues poseía muchos bienes. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. |
con tu mano, Se or, de los mortales: de los muertos del mundo, con su parte en la vida, cuyo vientre se llena en tus reservas: ah tanse los hijos, y dejan lo restante a sus peque os.
Se acercan a ti como a una asamblea popular y mi pueblo se sienta delante de ti; oyen tus palabras, pero no las cumplen, porque de boca muestran mucho afecto, pero su corazón va tras sus negocios.
Lo sembrado entre zarzas figura al que oye la palabra; pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y no da fruto.
El rey se puso muy triste; pero por haberlo jurado, y por los comensales, ordenó que se la dieran,
Porque, ¿qué provecho sacará un hombre con ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué dará un hombre a cambio de su vida?
Jesús le dijo: 'Si quieres ser perfecto, anda, vende todos tus bienes y dáselos a los pobres, que as tendrás un tesoro en los cielos; ven luego y s gueme'.
Jesús dijo a sus disc pulos: 'Os lo aseguro: un rico dif cilmente entrará en el reino de los cielos.
Nadie puede servir a dos se ores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o se interesará por el primero y se despreocupará del segundo. No podéis servir a Dios y al Dinero.
Ante estas palabras, al joven se le anubló el semblante y se fue lleno de tristeza, pues pose a muchos bienes.
El rey se puso muy triste; pero, por los juramentos y los comensales, no se atrevió a faltarle a su palabra.
De verdad os lo aseguro: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras que el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegr a.
Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso - lo que equivale a ser idólatra - tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Haced morir, pues, cuanto hay de terreno en vosotros: lujuria, impureza, pasión, deseo malo, y la sed de lucro, que es una idolatr a.