Por consiguiente, quien se haga peque o como este ni o, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Mateo 18:5 - Biblia Castilian 2003 Y quien acoge en mi nombre a un ni o como éste, es a m a quien acoge. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. Biblia Nueva Traducción Viviente »Todo el que recibe de mi parte a un niño pequeño como este, me recibe a mí; Biblia Católica (Latinoamericana) Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. La Biblia Textual 3a Edicion y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y quien acoge en mi nombre a un niño como éste, es a mí a quien acoge. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe. |
Por consiguiente, quien se haga peque o como este ni o, ése es el más grande en el reino de los cielos.
Si uno es ocasión de pecado para cualquiera de estos peque os que creen en m, más le valdr a que le colgaran al cuello una rueda de molino de las que mueven los asnos y lo sumergieran en el fondo del mar.
Y el rey les responderá: 'Os lo aseguro: todo lo que hicisteis con uno de estos hermanos más peque os, conmigo lo hicisteis'.
El les responderá: 'Os lo aseguro: todo lo que dejasteis de hacer con uno de estos más peque os, conmigo lo dejasteis de hacer'.
Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, le abren.
'Todo el que acoge a uno de estos ni os en mi nombre, es a m a quien acoge; y quien me acoge a m, no me acoge a m, sino a aquel que me envió'.
'Quien os da de beber un vaso de agua a t tulo de que pertenecéis a Cristo, os lo aseguro: no se quedará sin recompensa.'
y les dijo: 'Quien acoge a este ni o en mi nombre, es a m a quien acoge; y quien me acoge a m, acoge a aquel que me envió. Porque el que es más peque o entre todos vosotros, ése es grande'.
De verdad os lo aseguro: el que reciba al que yo env e, a m me recibe; y el que a m me recibe, recibe al que me ha enviado'.
y que ante esta debilidad corporal m a, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús.