Ésta es la historia de Jacob. Ten a José diecisiete a os, todav a un ni o, y pastoreaba el ganado menor con sus hermanos, los hijos de Bilhá y los hijos de Zilpá, mujeres de su padre. José hizo saber a su padre la mala fama que ellos ten an.
Mateo 18:31 - Biblia Castilian 2003 Al ver, pues, sus compa eros lo que hab a sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su se or. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Biblia Nueva Traducción Viviente »Cuando algunos de los otros siervos vieron eso, se disgustaron mucho. Fueron ante el rey y le contaron todo lo que había sucedido. Biblia Católica (Latinoamericana) Los compañeros, testigos de esta escena, quedaron muy molestos y fueron a contárselo todo a su señor. La Biblia Textual 3a Edicion Viendo pues lo ocurrido, sus consiervos se entristecieron mucho, y fueron a referir a su señor todo lo sucedido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al ver, pues, sus compañeros lo que había sucedido, se disgustaron mucho y fueron a contárselo todo a su señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cuando sus consiervos vieron lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, dijeron a su señor todo lo que había pasado. |
Ésta es la historia de Jacob. Ten a José diecisiete a os, todav a un ni o, y pastoreaba el ganado menor con sus hermanos, los hijos de Bilhá y los hijos de Zilpá, mujeres de su padre. José hizo saber a su padre la mala fama que ellos ten an.
¡Quién me diera en el desierto un albergue de caminantes! Abandonar a a mi pueblo, me marchar a de su lado, pues todos son adúlteros, una banda de traidores.
El rey se puso muy triste; pero por haberlo jurado, y por los comensales, ordenó que se la dieran,
Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compa eros que le deb a cien denarios; y, agarrándolo por el cuello, casi lo ahogaba mientras le dec a: '¡Paga lo que debes!'.
Pero él no consintió, sino que fue y lo metió en la cárcel, hasta que pagara lo que deb a.
El se or, entonces, lo mandó llamar a su presencia y le dijo: '¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné, porque me lo suplicaste.
Y mirándolos en torno con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: 'Extiende la mano'. Él la extendió, y la mano se le quedó sana.
Volvió el criado y le refirió a su se or estas cosas. Entonces el amo de casa se enfureció y dijo a su criado: 'Sal inmediatamente por las plazas y las calles de la ciudad, y a los pobres y tullidos y ciegos y cojos tráelos aqu '.
Lo digo para mi vergüenza, por haberme mostrado débil. Pero en lo que alguien se atreva - hablo como un insensato -, me atrevo también yo.
Confiad en quienes os dirigen y obedecedles, pues ellos velan por vuestras almas sabiendo que tienen que rendir cuentas. As esto será para ellos tarea gozosa, y no llena de angustia, lo cual ser a perjudicial para vosotros.
Acordaos de los presos, como si compartierais con ellos la prisión; de los torturados, como si también vosotros estuvierais dentro de su piel.