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Mateo 18:10 - Biblia Castilian 2003

Cuidado con despreciar a uno solo de estos peque os; porque os aseguro que sus ángeles en el cielo están viendo constantemente el rostro de mi Padre celestial.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»Cuidado con despreciar a cualquiera de estos pequeños. Les digo que, en el cielo, sus ángeles siempre están en la presencia de mi Padre celestial.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuídense, no desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues yo se lo digo: sus ángeles en el Cielo contemplan sin cesar la cara de mi Padre del Cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuidado con despreciar a uno solo de estos pequeños; porque os aseguro que sus ángeles en el cielo están viendo constantemente el rostro de mi Padre celestial.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mirad que no tengáis en poco a uno de estos pequeñitos; porque os digo que sus ángeles en el cielo ven siempre la faz de mi Padre que está en el cielo.

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Lòt tradiksyon



Mateo 18:10
45 Referans Kwoze  

Residió Absalón dos a os en Jerusalén sin presentarse ante el rey.


Pero Miqueas prosiguió: 'Escucha ahora el oráculo de Yahveh: he visto a Yahveh sentado en su trono. Todo el ejército del cielo estaba de pie junto a él, a su derecha y a su izquierda.


Entre ellos, los más allegados eran Carsená, Setar, Admatá, Tarsis, Meres, Marsená y Memucán, siete grandes de Persia y de Media, que asist an al rey y ocupaban los primeros puestos en el reino.


que en sus ojos desprecia al reprobado y estima a los que temen al Se or; que, si jura, ni aun en su da o se retracta;


Por mi parte, en rectitud, podré ver tu presencia y, al despertar, saciarme con tu vista.


Cuando el pobre lo invoca, él escucha Zain y lo libra de todos sus aprietos.


pues él manda a sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos.


Álzate, espada, contra mi pastor contra mi ayudante - oráculo de Yahveh Sebaot -. Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas: volveré mi mano contra los zagales.


Porque los que despreciaron el d a de los modestos comienzos, se alegrarán cuando vean la piedra de remate en manos de Zorobabel. Estas siete lámparas son los ojos de Yahveh que recorren toda la tierra


Mientras andaba cavilando en ello, un ángel del Se or se le apareció en sue os y le dijo: 'José, hijo de David, no temas llevarte a casa a Mar a tu esposa, porque lo engendrado en ella es obra del Esp ritu Santo.


La ca a cascada no la quebrará, y no apagará la mecha mortecina, hasta que haga triunfar el juicio


De la misma manera, no quiere vuestro Padre que está en el cielo que se pierda uno solo de estos peque os.


Si uno es ocasión de pecado para cualquiera de estos peque os que creen en m, más le valdr a que le colgaran al cuello una rueda de molino de las que mueven los asnos y lo sumergieran en el fondo del mar.


Después de partir ellos, un ángel del Se or se le apareció en sue os a José y le dijo: 'Levántate, toma contigo al ni o y a su madre y huye a Egipto; y quédate all hasta que yo te avise. Porque Herodes se pondrá a buscar al ni o para matarlo'.


Muerto ya Herodes, se le apareció en sue os un ángel del Se or a José en Egipto


Y enviará a sus ángeles con potente trompeta, para que reúnan a sus elegidos desde los cuatro vientos, de un extremo a otro de los cielos.


El ángel le contestó: 'Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios; y he sido enviado para hablar contigo y anunciarte esta buena noticia.


Quien a vosotros escucha, a m me escucha; y quien a vosotros desprecia, a m me desprecia. Pero quien me desprecia a m, desprecia a aquel que me ha enviado'.


Sucedió, pues, que el pobre murió, y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Murió también el rico, y fue sepultado.


Este hombre vio claramente en una visión cómo, alrededor de la hora nona del d a, un ángel de Dios entraba en su casa y le dec a: 'Cornelio'.


Ellos le dijeron: 'Te has vuelto loca'. Pero ella insist a en que era cierto. Dec an ellos: 'Será su ángel'.


Pero en aquel mismo instante lo hirió un ángel del Se or, por no haber dado gloria a Dios; y, comido de gusanos, expiró.


Pues esta noche se me ha aparecido un ángel del Dios a quien pertenezco y doy culto,


Pero, durante la noche, un ángel del Se or abrió las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:


Pero tú, ¿por qué te eriges en juez de tu hermano? O también tú, ¿por qué menosprecias a tu hermano? ¡Todos compareceremos ante el tribunal de Dios!


Lo mejor es no comer carne ni beber vino ni hacer nada en que pueda tropezar tu hermano.


Es un deber para nosotros, los que somos fuertes, sobrellevar la flaqueza de los que no lo son, y no buscar lo que nos agrada.


¿Es que no tenéis casas para comer y beber? ¿O tenéis en tan poco las asambleas de Dios que avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué queréis que os diga? ¿Que os alabe? En esto no puedo alabaros.


As, pues, que nadie lo tenga en menos. Encaminadlo en paz, para que regrese a mi lado, ya que lo estoy esperando con los hermanos.


Con los débiles me he hecho débil para ganar a los débiles. Me he hecho todo para todos, para salvar a algunos a toda costa.


Yo mismo, Pablo, os voy a hacer un ruego en nombre de la humildad y la condescendencia de Cristo; yo, tan t mido cuando estoy presente y tan atrevido cuando estoy ausente.


Porque alguien dice: 'Las cartas son duras y fuertes; pero su presencia corporal es poca cosa y su palabra despreciable'.


Hermanos, en el caso de que alguno fuera sorprendido en alguna falta, vosotros, los espirituales, procurad, con esp ritu de mansedumbre, que se levante, con la mirada puesta en ti mismo, no sea que tú también seas tentado.


Por consiguiente, quien esto menosprecia, no menosprecia a un hombre, sino a Dios, que dispensa [también] su Esp ritu Santo entre vosotros.


Que nadie te tenga en menos por tu juventud. Al contrario, procura ser modelo de todos los creyentes: en la palabra, en la conducta, en el amor, en la fe, en la pureza de vida.


¿Y qué son todos los ángeles, sino esp ritus al servicio de Dios, enviados para servir a los que van a heredar la salvación?


Cristo no entró, en efecto, en un santuario de hechura humana, imagen del auténtico, sino en el propio cielo, para aparecer ahora en la presencia de Dios en favor nuestro.


Vi a los siete ángeles que están de pie ante Dios. Les dieron siete trompetas.