David alzó los ojos y vio al ángel de Yahveh que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.
Mateo 17:6 - Biblia Castilian 2003 Al o r esto los disc pulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Biblia Nueva Traducción Viviente Los discípulos estaban aterrados y cayeron rostro en tierra. Biblia Católica (Latinoamericana) Al oír la voz, los discípulos se echaron al suelo, llenos de miedo. La Biblia Textual 3a Edicion Y los discípulos, al oírlo, cayeron sobre sus rostros y temieron en gran manera. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al oír esto los discípulos, cayeron rostro en tierra y quedaron sobrecogidos de espanto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y oyendo esto los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera. |
David alzó los ojos y vio al ángel de Yahveh que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.
Me levanté, sal a la llanura y vi que estaba all parada la gloria de Yahveh como la gloria que yo hab a visto a la orilla del r o Quebar. Y ca rostro en tierra.
La visión que yo vi era como la visión que yo hab a visto cuando vino a destruir la ciudad. En los detalles era como la visión que yo hab a visto junto al r o Quebar. Y ca rostro en tierra.
Vino hacia m y, cuando se acercó, me sent atemorizado y ca rostro en tierra. Él me dijo: 'Debes entender, hijo de hombre; que la visión se refiere al tiempo del fin'.
Un fuego salió de delante de Yahveh, que devoró el holocausto y las grasas de encima del altar. Al verlo, todo el pueblo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.
Todav a estaba él hablando cuando una nube luminosa los envolvió y de la nube salió una voz que dec a: 'Éste es mi Hijo amado, en quien me he complacido; escuchadle'.
Entonces se acercó Jesús, los tocó y les dijo: 'Levantaos y no tengáis miedo'.
Ca a tierra y o una voz que me dec a: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?'.
Ca mos a tierra todos, y o una voz que me dec a en dialecto hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón'.
Nosotros o mos esta voz dirigida desde el cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.
Cuando la llama sub a del altar hacia el cielo, el ángel de Yahveh se elevó también en la llama del altar. Al verlo, Manóaj y su mujer cayeron rostro en tierra.
Dijo, pues, Manóaj a su mujer: 'Ciertamente vamos a morir, pues hemos visto a Dios'.