te bendeciré copiosamente y multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo y como la arena de las orillas del mar; tu descendencia se adue ará de las ciudades de sus enemigos.
Mateo 16:18 - Biblia Castilian 2003 Ahora yo también te digo que tú eres Pedro; sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no podrán contra ella. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora te digo que tú eres Pedro (que significa “roca”), y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no la conquistará. Biblia Católica (Latinoamericana) Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. La Biblia Textual 3a Edicion Y Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca° edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades° no prevalecerán contra° ella. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora yo también te digo que tú eres Pedro; sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no podrán contra ella. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. |
te bendeciré copiosamente y multiplicaré tu posteridad como las estrellas del cielo y como la arena de las orillas del mar; tu descendencia se adue ará de las ciudades de sus enemigos.
D joles entonces el rey: 'Haré lo que mejor os parezca'. El rey se puso junto a la puerta, mientras todo el ejército iba saliendo por centenas y millares.
¿Te han mostrado las puertas de la muerte, has descubierto las puertas de la sombra?
Dichoso el hombre que llevare llena de ellos su aljaba. No tendrán que avergonzarse cuando hablen con los enemigos a la puerta.
Él recuerda el delito y pide cuentas, y no olvida el clamor del afligido.
Demasiado alta es para el necio la sabidur a: en la puerta no abrirá su boca.
Por eso, as dice el Se or Yahveh: 'Mirad que estoy cimentando en Sión una piedra, una piedra probada, angular, preciosa, fundamental, cimentada: quien se apoye en ella no vacilará.
esp ritu de justicia, para el que preside el tribunal; y fortaleza de los que rechazan a los atacantes en la puerta.
'Yo dec a: en la mitad de mis d as he de irme; en las puertas del seol se me cita para el resto de mis a os.
Mas ningún arma forjada contra ti tendrá éxito, y toda lengua que se alce contra ti en juicio la declararás culpable. Ésta es la herencia de los siervos de Yahveh, y las victorias que les concedo - dice Yahveh -.
El agua me alcanzaba hasta el cuello, el abismo me envolv a, las algas se enredaban en mi cabeza.
Los nombres de los doce apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago, el de Zebedeo, y su hermano Juan;
Y tú, Cafarnaún, ¿es que te vas a encumbrar hasta el cielo? ¡Hasta el infierno serás derribada! Porque, si en Sodoma se hubieran realizado los mismos milagros que en ti, todav a hoy estar a en pie.
si no les hace caso, d selo a la comunidad. Y si tampoco a la comunidad le hace caso, sea para ti como un pagano o un publicano.
Caminando junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que estaban echando al mar una red, pues eran pescadores.
En resumen, todo aquel que oye estas palabras m as y las pone en práctica se parecerá al hombre sensato que construyó su casa sobre la roca.
Y lo llevó a presentárselo a Jesús. Jesús, fijando en él su mirada, le dijo: 'Tú eres Simón, el hijo de Juan; pues tú te llamarás Cefas, que significa Pedro'.
alababan a Dios y ten an el favor de todo el pueblo. Y el Se or agregaba d a tras d a a la comunidad a los que obten an la salvación.
Tened cuidado de vosotros mismos y de toda la grey, en la cual el Esp ritu Santo os ha constituido inspectores para pastorear la Iglesia de Dios que él se adquirió con su propia sangre.
Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel d a una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samar a, a excepción de los apóstoles.
y reconociendo la gracia que se me hab a dado, Santiago y Cefas y Juan, los considerados como columnas, nos dieron la mano en se al de comunión a m y a Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles, y ellos a los circuncisos.
para que se dé ahora a conocer a los principados y potestades en el cielos, por medio de la Iglesia, la multiforme sabidur a de Dios,
Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia; él, que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que as él tenga primac a en todo:
Pero, si me retraso, quiero que sepas cómo hay que comportarse en la casa de Dios que es la Iglesia del Dios vivo, columna y soporte de la verdad.
Porque, el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidarse de la iglesia de Dios?
Por lo tanto, al recibir un reino resistente a toda sacudida, mantengamos esta gracia y, por medio de ella, demos a Dios el culto que le agrada, con un religioso temor,
Tocó el séptimo ángel. Y hubo grandes voces en el cielo que dec an: 'El reino del mundo ha pasado a nuestro Se or y a su Cristo. Él reinará por los siglos de los siglos'.
La muralla de la ciudad se asentaba sobre doce bases; y sobre ellas, doce nombres, los de los doce apóstoles del Cordero.