Mateo 15:28 - Biblia Castilian 2003 Entonces le dijo Jesús: '¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas'. Y en aquel mismo momento quedó curada su hija. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. Biblia Nueva Traducción Viviente —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Jesús le dijo: 'Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo. Y en aquel momento quedó sana su hija. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres. Y su hija quedó sana desde aquella hora. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces le dijo Jesús: '¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas'. Y en aquel mismo momento quedó curada su hija. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora. |
Mas él conoce todos mis pasos; que me pruebe en el crisol, y saldré como oro puro.
Inmediatamente Jesús extendió la mano y lo sostuvo, mientras le dec a: '¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?'.
Ella replicó: 'Es verdad, Se or; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'.
Cuando Jesús lo oyó, quedó admirado y dijo a los que le segu an: 'Os lo aseguro: en Israel, en nadie encontré tanta fe.
Entonces dijo Jesús al centurión: 'Vete; que te suceda como has cre do'. Y en aquella misma hora se curó el criado.
Jesús se volvió y, mirándola, le dijo: '¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado'. Y quedó curada la mujer desde aquel momento.
Pero él le dijo: 'Hija m a, tu fe te ha salvado; vete en paz, y queda ya curada de tu enfermedad'.
Cuando Jesús oyó estas palabras, quedó admirado de él; y vuelto hacia la multitud que le segu a, dijo: 'Os digo que ni en Israel encontré tanta fe'.
Tenemos que dar gracias a Dios sin cesar por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe se acrecienta con vigor y cada vez es mayor el amor de cada uno de vosotros por los demás.
Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo hab a dicho que tu casa y la casa de tu padre caminar an en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahveh -, ¡lejos de m tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.