Dijo Jacob: '¡Yahveh, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, que me dijiste: 'Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te colmaré de bienes!'
Mateo 15:27 - Biblia Castilian 2003 Ella replicó: 'Es verdad, Se or; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos. Biblia Nueva Traducción Viviente —Es verdad, Señor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos. Biblia Católica (Latinoamericana) La mujer contestó: 'Es verdad, Señor, pero también los perritos comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero ella dijo: Sí, Señor, pero aun los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella replicó: 'Es verdad, Señor; pero también los perrillos se comen las migajas que caen de la mesa de sus amos'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. |
Dijo Jacob: '¡Yahveh, Dios de mi padre Abrahán y Dios de mi padre Isaac, que me dijiste: 'Vuelve a tu tierra y a tu parentela, y yo te colmaré de bienes!'
para que te acuerdes y te avergüences y ni siquiera te atrevas a hablar a causa de tu confusión, cuando yo te perdone todo lo que has hecho' - oráculo del Se or Yahveh.'
Inclina tu o do, Dios m o, y escucha. Abre tus ojos y mira nuestras ruinas y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre; pues no te presentamos nuestras súplicas confiando en nuestras buenas obras sino en tus grandes misericordias.
Él le contestó: 'No está bien tomar el pan de los hijos para echárselo a los perrillos'.
Entonces le dijo Jesús: '¡Mujer, qué grande es tu fe! Que te suceda como deseas'. Y en aquel mismo momento quedó curada su hija.
as seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, el cual hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.
Le contestó el centurión: 'Se or, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; bastará con que lo digas y mi criado se curará.
Ella le contestó; 'Es verdad Se or; pero los perrillos, debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos'.
Deseaba saciarse con lo que ca a de la mesa del rico; y hasta los perros se acercaban para lamerle las llagas.
En cambio, el publicano se quedó a distancia y ni siquiera se atrev a a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! Ten misericordia de m, que soy pecador'.
Pues no hay diferencia entre jud o y griego, ya que uno mismo es el Se or de todos, que prodiga sus riquezas para con todos los que lo invocan;
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, para aquellos que están bajo la ley lo dice, a fin de que nadie pueda rechistar y el mundo entero se sienta reo de culpa ante Dios;
¿Acaso Dios lo es de los jud os solamente? ¿No lo es también de los gentiles? ¡S ! También lo es de los gentiles.
¡Ni pensarlo! Aunque todos los hombres sean mentirosos, Dios quedará siempre por veraz, según está escrito: Para que seas declarado justo en tus palabras y se vea tu razón cuando te juzguen.
y conocer el amor de Cristo, que excede todo conocimiento, para que quedéis llenos de la plenitud total de Dios.
A m, el menor de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: la de anunciar a los gentiles el Evangelio de la insondable riqueza de Cristo,