Mateo 15:22 - Biblia Castilian 2003 En esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le dec a a gritos: '¡Ten compasión de m, Se or, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio. Biblia Nueva Traducción Viviente Una mujer de los gentiles, que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten misericordia de mí, oh Señor, Hijo de David! Pues mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente». Biblia Católica (Latinoamericana) Una mujer cananea, que llegaba de ese territorio, empezó a gritar: '¡Señor, hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está atormentada por un demonio. La Biblia Textual 3a Edicion Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquellos confines, clamaba diciendo: ¡Ten compasión de mí, Señor, hijo de David!° Mi hija está horriblemente endemoniada. Biblia Serafín de Ausejo 1975 En esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le decía a gritos: '¡Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada de un demonio. |
Si se prendare el rey de tu hermosura, ya que él es tu se or, póstrate ante él.
Ni tampoco a pueblos numerosos de idioma incomprensible y lengua dif cil, cuyas palabras no entender as. De seguro que si te enviara a ellos, te oir an.
Pero él no le respondió palabra. Y sus disc pulos, acercándose a él, le suplicaban: 'Atiéndela; que viene gritando detrás de nosotros'.
y le dijo: 'Se or, ten compasión de mi hijo, que es epiléptico y se encuentra muy mal; y muchas veces cae al fuego y otras al agua.
Su fama se extendió por toda Siria. Le tra an a todos los que se sent an mal, aquejados de diversas enfermedades y dolores: endemoniados, epilépticos y paral ticos; y él los curaba.
Cuando Jesús se marchaba de all, le siguieron dos ciegos gritando: '¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!'.
y, levantanto la voz, dijeron: '¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!'.
En cambio, el publicano se quedó a distancia y ni siquiera se atrev a a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Oh Dios! Ten misericordia de m, que soy pecador'.
que hab an llegado all para o rlo y sanar de sus enfermedades; también los atormentados por esp ritus impuros quedaban curados.