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Mateo 13:39 - Biblia Castilian 2003

el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el final de los tiempos; los segadores son los ángeles.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El enemigo que sembró la maleza entre el trigo es el diablo. La cosecha es el fin del mundo, y los cosechadores son los ángeles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

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La Biblia Textual 3a Edicion

el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es la consumación del siglo, y los segadores son los ángeles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

el enemigo que la siembra es el diablo; la siega es el final de los tiempos; los segadores son los ángeles.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

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Lòt tradiksyon



Mateo 13:39
29 Referans Kwoze  

Un r o de fuego corr a, flu a delante de él. Miles de millares le serv an, mir adas de mir adas le obedec an. Se sentó el tribunal y se abrieron los libros.


Si alguien dice una palabra en contra del Hijo del hombre, se le perdonará; pero el que la diga en contra del Esp ritu Santo no tendrá perdón ni en este mundo ni en el futuro.


Lo sembrado entre zarzas figura al que oye la palabra; pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y no da fruto.


Pero, mientras la gente dorm a, vino su enemigo, sembró ciza a en medio del trigo y se fue.


Él les respondió: 'Esto lo ha hecho algún enemigo.' Le dicen los criados: '¿Quieres que vayamos a recogerla?'.


Pues lo mismo que se recoge la ciza a y se quema en el fuego, as sucederá al final de los tiempos:


As sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los buenos


Mientras él estaba sentado en el monte de los Olivos, se le acercaron los disc pulos para preguntarle a solas: 'Dinos: ¿cuándo sucederá esto y cuál será la se al de tu parus a y del final de los tiempos?'.


Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria.


y ense ándoles a observar todo cuanto yo os he mandado. Y mirad: yo estoy con vosotros todos los d as hasta el final de los tiempos'.


Estas cosas les suced an como hechos figurativos y fueron consignadas por escrito para que nos sirvieran de advertencia a nosotros, que hemos llegado a la etapa final de los tiempos.


Pero temo que, como la serpiente enga ó a Eva con su astucia, también vuestros pensamientos se corrompan apartándose de la sencillez [y de la pureza] que debéis a Cristo.


Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios, sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.


en que vivisteis en el pasado siguiendo la corriente de este mundo, siguiendo al pr ncipe de la potestad del aire, al esp ritu que actúa ahora entre los hijos de la rebeld a,


En estos últimos d as nos ha hablado por medio del Hijo, al que nombró heredero de todas las cosas, y por medio del cual creó también los mundos y los tiempos.


pues, en tal caso, habr a tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. Pero, en realidad, ha sido ahora, al final de los tiempos, cuando se ha manifestado de una vez para siempre, a fin de abolir el pecado con su propio sacrificio.


Sed sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar.


También sobre ellos profetizó Henoc, el séptimo después de Adán, diciendo: 'Mirad, ha venido el Se or con sus santas mir adas


Fue arrojado el gran dragón, la antigua serpiente, el que se llama Diablo y Satanás, el que seduce al universo entero. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.


Seduce, con los prodigios que le permitieron hacer al servicio de la bestia, a los moradores de la tierra, diciéndoles que hagan una imagen en honor de la bestia que, a pesar de la herida de la espada, sobrevivió.


Cayó prisionera la bestia, y con ella el falso profeta, el que hac a a su servicio las se ales con las que extravió a los que recibieron la marca de la bestia y a cuantos adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde en azufre.