Mateo 11:21 - Biblia Castilian 2003 '¡Ay de ti, Coraza n! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habr an convertido. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. Biblia Nueva Traducción Viviente «¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de remordimiento. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón se hubiesen hecho los milagros que se han realizado en ustedes, seguramente se habrían arrepentido, poniéndose vestidos de penitencia y cubriéndose de ceniza. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y Sidón° se hubieran hecho los milagros que se hicieron en vosotras, hace tiempo que se habrían arrepentido en cilicio y ceniza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 '¡Ay de ti, Corazaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque, si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los mismos milagros que en vosotras, ya hace tiempo que, cubiertas de cilicio y en ceniza, se habrían convertido. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros hechos en vosotras, se hubiesen hecho en Tiro y en Sidón, hace mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. |
tus adulterios, tus relinchos, la ignominia de tu prostitución. Sobre las colinas, en el campo, he visto tus abominaciones. ¡Ay de ti, Jerusalén, que no te purificas! ¿Hasta cuándo aún?
El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el d a de Yahveh, grande y terrible.
As dice Yahveh: por tres cr menes de Tiro y por cuatro, no lo revocaré: porque entregaron multitud de cautivos a Edom, y no se acordaron de la alianza fraterna.
Por eso, os digo: en el d a del juicio, habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras.
¡Ay del mundo por los escándalos! Porque es inevitable que los haya, pero ¡ay del hombre por quien viene el escándalo!
El Hijo del hombre se va, conforme está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a tal hombre no haber nacido'.
de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán y de los contornos de Tiro y Sidón.
Inmediatamente mandó a sus disc pulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, hacia Betsaida, mientras que él desped a al pueblo.
Partió de all y se dirigió a los territorios de Tiro. Entró en una casa y quer a que nadie lo supiera, pero no consiguió pasar inadvertido;
Salió de los territorios de Tiro y, a través de Sidón, nuevamente se dirigió hacia el mar de Galilea, en pleno territorio de la Decápolis.
Llegan a Betsaida. Entonces le traen un ciego y le suplican que lo toque.
pero a ninguna de ellas fue enviado El as, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.
Cuando bajó con ellos, se detuvo en una explanada, donde hab a un grupo numeroso de disc pulos suyos, y una gran multitud del pueblo, de toda Judea y Jerusalén, y del litoral de Tiro y Sidón,
Regresaron los apóstoles y contaron a Jesús todo lo que hab an hecho. Él los tomó consigo y se retiró a solas, hacia una ciudad llamada Betsaida.
Llegáronse éstos a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: 'Se or, quisiéramos ver a Jesús'.
Estaba muy irritado contra los tirios y los sidonios. Éstos, de común acuerdo, se presentaron ante él. Y habiéndose ganado a un tal Blasto, maestro de cámara del rey, solicitaban la paz, dado que su región depend a económicamente de la casa real.
Al d a siguiente tocamos tierra en Sidón; Julio se portó amablemente con Pablo y le permitió visitar a sus amigos y recibir sus atenciones.
¡Ay de ellos! Porque se fueron por el camino de Ca n, por un salario se sumergieron en el extrav o de Balaán y perecieron en la rebelión de Coré.
Yo encargaré a mis dos testigos que profeticen durante mil doscientos sesenta d as, vestidos de sayal.
Cuando abrió el sexto sello, vi sobrevenir un gran terremoto, el sol se volvió negro como un tejido de crin, la luna, toda ella se volvió de sangre