Mateo 11:11 - Biblia Castilian 2003 Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista. Con todo, el más peque o en el reino de los cielos es mayor que él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Biblia Nueva Traducción Viviente »Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo se lo digo: de entre los hijos de mujer no se ha manifestado uno más grande que Juan Bautista, y sin embargo el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él. La Biblia Textual 3a Edicion De cierto os digo: Entre los nacidos de mujeres, no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista, pero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Os lo aseguro: entre los nacidos de mujer, no ha surgido uno mayor que Juan el Bautista. Con todo, el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) De cierto os digo: Entre los nacidos de mujer jamás se levantó uno más grande que Juan el Bautista; pero el que es más pequeño en el reino del cielo, más grande es que él. |
¿Cómo será justo un hombre ante Dios? ¿Cómo será puro un nacido de mujer?
Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.
Aquel d a protegerá Yahveh a los habitantes de Jerusalén: el más débil de entre ellos será aquel d a como David; y la casa de David será como Dios, como un ángel de Yahveh ante ellos.
Pues éste es aquel de quien está escrito: He aqu que yo env o ante ti mi mensajero, que preparará tu camino delante de ti.
Desde los d as de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Por aquellos d as se presentó en el desierto de Judea Juan el Bautista proclamando:
' Yo os bautizo con agua como se al de conversión. Pero el que viene detrás de m es más poderoso que yo, y ni siquiera soy digno de llevarle las sandalias; él os bautizará con Esp ritu Santo y fuego.
El que viole, pues, uno solo de estos mandamientos m nimos y ense e as a los hombres, m nimo será en el reino de los cielos; pero el que los cumpla y los ense e, ése será grande en el reino de los cielos.
Porque será grande a los ojos del Se or; jamás beberá vino ni bebida embriagante; estará lleno de esp ritu santo desde el seno de su madre;
Yo os digo: entre los nacidos de mujer, no hay ninguno mayor que Juan. Con todo, el más peque o en el reino de Dios es mayor que él'.
y les dijo: 'Quien acoge a este ni o en mi nombre, es a m a quien acoge; y quien me acoge a m, acoge a aquel que me envió. Porque el que es más peque o entre todos vosotros, ése es grande'.
Juan da testimonio de él y ha clamado diciendo: 'Éste es aquel de quien dije: el que viene detrás de m ha sido antepuesto a m, porque exist a antes que yo'.
el que viene detrás de m, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de la sandalia'.
Acudieron a él muchos, que dec an: 'Juan no realizó se al alguna; pero todo lo que él dijo acerca de éste, era verdad'.
Juan era la lámpara que arde y que ilumina, aunque vosotros sólo por un momento quisisteis gozar de su luz.'
Esto lo dijo refiriéndose al Esp ritu que hab an de recibir los que creyeran en él; aún no hab a Esp ritu, porque Jesús no hab a sido glorificado todav a.
pues yo soy el menor de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque persegu a la Iglesia de Dios.
Precisamente, cuando tenéis pleitos por asuntos de esta vida, ¿ponéis por jueces a gente que no cuenta nada en la iglesia?
entre los cuales también nosotros todos viv amos entonces según las tendencias de nuestra carne, realizando los deseos de la carne y de la mente, y éramos, por naturaleza, hijos de ira, exactamente como los otros...
A m, el menor de todo el pueblo santo, se me ha dado esta gracia: la de anunciar a los gentiles el Evangelio de la insondable riqueza de Cristo,
pero que se ha manifestado ahora en la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús. Él ha destruido la muerte, y ha hecho aparecer, por el evangelio, la vida y la incorrupción.
porque Dios ten a previsto, con respecto a nosotros, algo aún mejor, de suerte que ellos no llegaran sin nosotros a la consumación.
Acerca de esta salvación indagaron y escrudi aron los profetas que predicaron la gracia a vosotros destinada.
Por eso, éste es el oráculo de Yahveh, Dios de Israel: yo hab a dicho que tu casa y la casa de tu padre caminar an en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahveh -, ¡lejos de m tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.