Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir.
Mateo 10:5 - Biblia Castilian 2003 A estos doce los envió Jesús, con estas instrucciones: No vayáis a tierra de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, Biblia Nueva Traducción Viviente Jesús envió a los doce apóstoles con las siguientes instrucciones: «No vayan a los gentiles ni a los samaritanos, Biblia Católica (Latinoamericana) A estos Doce Jesús los envió a misionar, con las instrucciones siguientes: 'No vayan a tierras de paganos ni entren en pueblos de samaritanos. La Biblia Textual 3a Edicion A estos doce envió Jesús, y les ordenó,° diciendo: No vayáis a los gentiles ni entréis en la región de Samaria, Biblia Serafín de Ausejo 1975 A estos doce los envió Jesús, con estas instrucciones: No vayáis a tierra de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; Biblia Reina Valera Gómez (2023) A estos doce envió Jesús, y les mandó, diciendo: No vayáis por camino de los gentiles, y no entréis en ciudad de samaritanos, |
Envió sus criados a llamar a los convidados al banquete, pero éstos no quisieron venir.
¡Tierra de Zabulón y tierra de Neftal, camino del mar, más allá del Jordán, Galilea de los gentiles!
Convoca a los Doce, y los fue enviando de dos en dos, dándoles poder sobre los esp ritus impuros.
Después de esto, designó el Se or a otros setenta [y dos] y los envió por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y lugares adonde él ten a que ir.
Pero un samaritano que iba de camino llegó hasta él y, al verlo, se compadeció,
y se postró ante los pies de Jesús, para darle las gracias. Precisamente éste era samaritano.
Convocó a los Doce y les dio poder y potestad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.
Entonces les dijo [Jesús] por segunda vez: 'Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, as también os env o yo'.
Nuestros padres adoraron en este monte; pero vosotros dec s que es Jerusalén el lugar donde se debe adorar'.
Llega, pues, a una ciudad de Samar a, llamada Sicar, cerca de la finca que Jacob dio a su hijo José.
Entonces le pregunta la mujer samaritana: '¿Cómo tú, siendo jud o, me pides de beber a mi, que soy samaritana?'. [Porque los jud os no se tratan con los samaritanos.]
Dijéronse entonces los jud os entre s: '¿Adónde pensará irse éste, que no lo podamos encontrar nosotros? ¿Pensará, acaso, irse a la diáspora entre los griegos y ense ar también a los griegos?
Los jud os le respondieron: '¿No decimos con razón que tú eres samaritano y que estás endemoniado?'.
sino que recibiréis la fuerza del Esp ritu Santo que vendrá sobre vosotros y seréis testigos m os en Jerusalén y en toda Judea y Samar a y hasta los confines de la tierra'.
Y se maravillaron los creyentes de origen jud o que hab an venido con Pedro de que también sobre los gentiles se hubiera derramado el don del Esp ritu Santo;
Saulo estaba de acuerdo con aquella muerte. Comenzó aquel d a una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén y todos se dispersaron por los lugares de Judea y de Samar a, a excepción de los apóstoles.
queriendo impedirnos predicar a los gentiles para que se salven. As colman constantemente la medida de sus pecados. Pero al final, la ira descargó de improviso sobre ellos.