Respondiéronle: 'Era un hombre con vestido de pelo y con un cinturón de cuero ce ido a la cintura'. Dijo entonces él: 'Ése es El as, el tesbita'.
Marcos 1:6 - Biblia Castilian 2003 Llevaba Juan un vestido de pelo de camello con un ce idor de cuero a la cintura, y se alimentaba de langostas y de miel silvestre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. Biblia Nueva Traducción Viviente Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre. Biblia Católica (Latinoamericana) Además de la piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. La Biblia Textual 3a Edicion Juan estaba vestido de pelos de camello y un cinto de cuero alrededor de su cintura,° y comía° langostas° y miel silvestre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Llevaba Juan un vestido de pelo de camello con un ceñidor de cuero a la cintura, y se alimentaba de langostas y de miel silvestre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y portaba un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. |
Respondiéronle: 'Era un hombre con vestido de pelo y con un cinturón de cuero ce ido a la cintura'. Dijo entonces él: 'Ése es El as, el tesbita'.
De éstos podréis comer los siguientes: las langostas en todas sus especies y toda clase de saltamontes y grillos.
Aquel d a sucederá que, cuando profeticen, los profetas se avergonzarán de sus propias visiones y no se vestirán el manto de pelo para mentir,
Llevaba Juan un vestido de pelo de camello con un ce idor de cuero a la cintura y se alimentaba de langostas y miel silvestre.
Acud an a él de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, ellos confesaban sus pecados y él los bautizaba en el r o Jordán.
Y pregonaba: 'Tras de m viene el que es más poderoso que yo, ante quien ni siquiera soy digno de postrarme para desatarle la correa de las sandalias.