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Lucas 9:38 - Biblia Castilian 2003

De pronto, un hombre que estaba entre la multitud se puso a gritar: '¡Maestro, f jate en mi hijo, por favor! Es mi único hijo.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Un hombre de la multitud le exclamó: —Maestro, te suplico que veas a mi hijo, el único que tengo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

De pronto un hombre de entre ellos empezó a gritar: 'Maestro, te lo suplico, mira a este muchacho, el único hijo que tengo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y he aquí un varón de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas atentamente a mi hijo, que es mi unigénito;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

De pronto, un hombre que estaba entre la multitud se puso a gritar: '¡Maestro, fíjate en mi hijo, por favor! Es mi único hijo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y he aquí, un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo; porque es mi único hijo;

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Lòt tradiksyon



Lucas 9:38
8 Referans Kwoze  

Respondimos a mi se or: 'Tenemos un padre anciano, y un hijo peque o, que le nació en su vejez. Como el hermano de éste murió, y él es el único que queda de su madre, su padre le tiene un gran afecto'.


'Pero sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén derramaré un esp ritu de gracia y de oración, y mirarán a aquel a quien ellos mismos traspasaron. Harán duelo por él como se hace duelo por el hijo único y llorarán amargamente por él como se llora amargamente por el primogénito.


En esto, una mujer cananea, salida de aquellos contornos, le dec a a gritos: '¡Ten compasión de m, Se or, Hijo de David! Mi hija está atrozmente atormentada por un demonio'.


Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, se encontró con que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompa aba un grupo numeroso de gente de la ciudad.


Al d a siguiente, cuando bajaban del monte, le salió al encuentro una gran multitud.


Y mira: un esp ritu se apodera de él, y de repente grita y lo agita con violentas convulsiones, haciéndole echar espumarajos; y cuando a duras penas se aparta de él, lo deja todo magullado.


Cuando este funcionario se enteró de que Jesús hab a vuelto de Judea a Galilea fue a verlo para rogarle que bajara para curar a su hijo, que estaba ya para morir.