Concédeme sentir el gozo y la alegr a, y puedan solazarse estos huesos que tú has quebrantado.
Lucas 8:35 - Biblia Castilian 2003 La gente acud a a ver lo que hab a sucedido. Llegáronse a Jesús, y encontraron al hombre del que hab an salido los demonios, sentado ya, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús. Y quedaron llenos de espanto. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo. Biblia Nueva Traducción Viviente La gente salió corriendo para ver lo que había pasado. Pronto una multitud se juntó alrededor de Jesús, y todos vieron al hombre liberado de los demonios. Estaba sentado a los pies de Jesús, completamente vestido y en su sano juicio, y todos tuvieron miedo. Biblia Católica (Latinoamericana) La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hombre del que habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio.
Todos se asustaron. La Biblia Textual 3a Edicion Salieron entonces a ver lo sucedido, y fueron adonde Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido° los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en sus cabales. Y tuvieron temor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La gente acudía a ver lo que había sucedido. Llegáronse a Jesús, y encontraron al hombre del que habían salido los demonios, sentado ya, vestido y en su sano juicio, a los pies de Jesús. Y quedaron llenos de espanto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salieron a ver lo que había acontecido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús; vestido, y en su juicio cabal, y tuvieron miedo. |
Concédeme sentir el gozo y la alegr a, y puedan solazarse estos huesos que tú has quebrantado.
Por eso le daré las multitudes como parte suya, y con los poderosos repartirá el bot n, porque entregó su vida a la muerte y entre los delincuentes fue contado, pues llevó el pecado de muchos y por los delincuentes intercede.
Su fama se extendió por toda Siria. Le tra an a todos los que se sent an mal, aquejados de diversas enfermedades y dolores: endemoniados, epilépticos y paral ticos; y él los curaba.
Lléganse a Jesús y ven al endemoniado, el que hab a tenido toda aquella legión, sentado ya vestido y en su sano juicio. Y quedaron llenos de espanto.
Ten a ella una hermana, llamada Mar a, la cual, sentada a los pies del Se or, escuchaba su palabra.
Entrando entonces dentro de s mismo, se dijo: '¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras yo estoy aqu muriéndome de hambre!
Y resultó que a los tres d as lo encontraron en el templo, sentado ante los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Apenas él saltó a tierra, le salió al encuentro, procedente de la ciudad, un hombre que estaba pose do por demonios y que desde hac a bastante tiempo no se cubr a con ningún vestido ni viv a en casa alguna, sino en los sepulcros.
Cuando los porqueros vieron lo que hab a sucedido, salieron huyendo y llevaron la noticia a la ciudad y a los caser os.
'Yo soy jud o, nacido en Tarso de Cilicia, pero he sido educado en esta misma ciudad, a los pies de Gamaliel, he sido instruido en el exacto cumplimiento de la ley patria y he estado lleno de celo por la causa de Dios, como lo sois todos vosotros hoy.
El que comete pecado del diablo es, porque el diablo peca desde el principio. Para esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo.