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Lucas 8:32 - Biblia Castilian 2003

Hab a por all, paciendo en el monte, una gran piara de cerdos. Los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en ellos, y él se lo permitió.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sucedió que había una gran manada de cerdos alimentándose en una ladera cercana, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en los cerdos. Entonces Jesús les dio permiso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Había en ese lugar un gran número de cerdos comiendo en el cerro. Los demonios suplicaron a Jesús que les permitiera entrar en los cerdos, y él se lo permitió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y había allí una piara de muchos cerdos paciendo en el monte; y le rogaron que los dejara entrar en ellos; y los dejó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Había por allí, paciendo en el monte, una gran piara de cerdos. Los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en ellos, y él se lo permitió.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y había allí un hato de muchos puercos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.

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Lòt tradiksyon



Lucas 8:32
16 Referans Kwoze  

Respondió él: 'Saldré y me haré esp ritu de mentira en boca de todos sus profetas'. Dijo Yahveh: 'Tú conseguirás seducirlo. Sal, y hazlo as '.


¿No has levantado una valla en torno a él, a su casa y a sus bienes? Has bendecido sus empresas, y sus reba os inundan la región.


Dijo Yahveh a Satán: 'De acuerdo: puedes disponer de todos sus bienes. Pero a él no le toques'. Y Satán se alejó de Yahveh.


'De acuerdo: puedes disponer de él. Pero respeta su vida'.


No confiéis en la extorsión ni os preciéis de lo robado; en acrecer riquezas no pongáis el corazón.


gente que mora en los sepulcros y en los escondites pernocta, que come carne de cerdo y pone en sus platos caldo de inmundicias.


Quien inmola un toro, también mata a un hombre; quien sacrifica una oveja, también desnuca a un perro; quien ofrece libación, también ofrece sangre de cerdo; quien presenta incienso, también alaba a un dolo. Como ellos eligen sus propios caminos y su alma se complace en sus horrores,


el cerdo, que tiene la pezu a hendida y el casco partido, pero no rumia, será inmundo para vosotros.


No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y luego se revuelvan y os despedacen a mordiscos.


Y le rogaban que no les mandara irse al abismo.


Salieron, pues, de aquel hombre los demonios y entraron en los cerdos; la piara se arrojó con gran mpetu al lago por un precipicio y se ahogó.


Respondió Jesús: 'Ninguna autoridad tendr as sobre m, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado'.


Vosotros, hijitos, sois de Dios y los habéis vencido. Porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo.


Cuando se cumplan los mil a os, soltarán a Satanás de la cárcel