Lucas 8:24 - Biblia Castilian 2003 Acercáronse a él y lo despertaron diciendo: '¡Maestro, Maestro, que nos hundimos!'. Entonces él se levantó, increpó al viento y al oleaje del mar, que amainaron y sobrevino la calma. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Biblia Nueva Traducción Viviente Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma. Biblia Católica (Latinoamericana) Se acercaron a él y lo despertaron: 'Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos!' Jesús se levantó y amenazó al viento y a las olas encrespadas; se tranquilizaron y todo quedó en calma. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces se acercaron y lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y Él despertó y reprendió al viento y a la furia del agua, y cesaron, y sobrevino una calma.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Acercáronse a él y lo despertaron diciendo: '¡Maestro, Maestro, que nos hundimos!'. Entonces él se levantó, increpó al viento y al oleaje del mar, que amainaron y sobrevino la calma. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y viniendo a Él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado Él, reprendió al viento y al levantamiento de las aguas; y cesaron, y fue hecha bonanza. |
¿Por qué, cuando vine, no hab a nadie; cuando llamé, nadie respondió? ¿Es demasiado corta mi mano para librar o no hay en m fuerza para salvar? Mirad: con mi amenaza seco el mar, convierto los r os en desierto; apestan sus peces por falta de agua y se mueren de sed.
¿No me temeréis? - oráculo de Yahveh -. ¿No temblaréis ante m, que puse la arena por frontera al mar, barrera eterna que no ha de pasar? Agitarse podrá, pero no le valdrá; bramarán sus olas, pero no la pasarán.
Increpa al mar y lo seca, Gu mel evapora todos los r os. Languidecen el Basán y el Carmelo, Dálet la flor del L bano se marchita.
Pero viendo el viento que hab a, tuvo miedo y, al comenzar a hundirse, lanzó un grito: '¡Se or, sálvame!'.
Se le acercaron y lo despertaron, diciendo: '¡Se or, sálvanos, que nos hundimos!'.
Entonces él se levantó, increpó al viento y dijo al mar: '¡Calla! ¡Enmudece!'. El viento amainó y sobrevino una gran calma.
Pero Jesús le increpó: 'Enmudece y sal de este hombre'. Entonces el demonio, echándolo por tierra delante de ellos, salió de él, sin haberle causado da o alguno.
Inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre y ésta desapareció. Inmediatamente ella se levantó y se puso a servirles.
Y respondió Simón: 'Maestro, toda la noche hemos estado bregando, pero no hemos pescado nada, sin embargo, puesto que tú lo dices, echaré las redes'.
Luego les dice: '¿Dónde está vuestra fe?'. Ellos, llenos de temor y de admiración, se preguntaban unos a otros: '¿Pero quién es éste, que incluso manda a los vientos y a las aguas, y le obedecen?'.