Lucas 8:13 - Biblia Castilian 2003 Los de sobre la piedra son los que, al o r, reciben con alegr a la palabra, pero no tienen ra z; creen por algún tiempo, pero en el momento de la tentación retroceden. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; creen por algún tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. Biblia Nueva Traducción Viviente Las semillas sobre la tierra rocosa representan a los que oyen el mensaje y lo reciben con alegría; pero como no tienen raíces profundas, creen por un tiempo y luego se apartan cuando enfrentan la tentación. Biblia Católica (Latinoamericana) Lo que cayó sobre la roca son los que, al escuchar la palabra, la acogen con alegría, pero no tienen raíz; no creen más que por un tiempo y fallan en la hora de la prueba. La Biblia Textual 3a Edicion Los de sobre el terreno pedregoso son los que cuando oyen, reciben la palabra con gozo, pero éstos no tienen raíz; creen por un tiempo, pero en el tiempo de la prueba se apartan. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los de sobre la piedra son los que, al oír, reciben con alegría la palabra, pero no tienen raíz; creen por algún tiempo, pero en el momento de la tentación retroceden. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los de sobre la roca, son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero estos no tienen raíces; que por un tiempo creen, pero en el tiempo de la prueba se apartan. |
El deseo del malvado es una red de males, la estirpe de los justos permanece firme.
A m me están buscando d a tras d a y desean conocer mis caminos, cual si fuera gente que practica la justicia y que no abandona el derecho de su Dios. Me piden decisiones justas y desean la cercan a de Dios:
Mira: eres para ellos como una canción de amores de quien tiene hermosa voz y sabe tocar un instrumento: escuchan tus palabras, pero no las cumplen.
¿Qué debo hacer por ti, Efra n? ¿Qué debo hacer por ti, Judá? Vuestro amor es como nube matinal, como roc o que temprano se disipa.
porque Herodes sent a respeto por Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y procuraba resguardarlo; cuando lo o a, quedaba muy perplejo, aunque lo escuchaba con gusto.
Los del borde del camino son los que escuchan; pero luego viene el diablo y se lleva de su corazón la palabra, para que no crean y se salven.
Lo que cayó entre zarzas son los que oyeron; pero con las preocupaciones y las riquezas y los placeres de la vida, se van ahogando y no llegan a madurar.
Todo sarmiento m o que no da fruto lo corta; y todo el que da fruto lo poda, para que dé más todav a.'
El que no permanece unido a m es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; los recogen y echan al fuego y se queman.
Juan era la lámpara que arde y que ilumina, aunque vosotros sólo por un momento quisisteis gozar de su luz.'
Y si tengo el don de profec a y conozco todos los misterios y todo el saber; y tengo tanta fe como para mover monta as, pero no tengo amor, nada soy.
y por el cual encontráis salvación, si es que conserváis la palabra que os anuncié; de lo contrario, de nada os sirvió haber cre do.
¡Oh insensatos gálatas! ¿Quién os ha fascinado, a vosotros, ante cuyos ojos ha sido presentado Jesucristo crucificado?
¿Es que habéis experimentado en vano cosas tan grandes? ¡S; que todo habr a sido en vano!
para que Cristo habite, mediante la fe, en vuestro corazón y para que, arraigados y cimentados en el amor,
si es que permanecéis bien cimentados y firmes en la fe, y sin dejaros apartar de la esperanza del evangelio que habéis o do y ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo, y al cual yo, Pablo, he sido destinado como servidor.
arraigados y sobreedificados en él y asidos a la fe, según se os ense ó, prodigando la acción de gracias.
Por esto también yo, no pudiendo resistir ya más, lo he enviado a que se informara sobre vuestra fe, no fuera que el tentador os hubiera tentado y todo nuestro esfuerzo se hubiera perdido en el vac o.
manteniendo la fe y la sana conciencia. Por haber renunciado a ella, algunos han naufragado en la fe,
Y nosotros no somos de los que se vuelven atrás, para su perdición; sino de los que permanecen en la fe, para salvación del alma.
As, pues, como el cuerpo sin esp ritu está muerto, as también está muerta la fe sin obras.
Porque, si después de haber huido de las impurezas del mundo por el conocimiento del Se or y Salvador Jesucristo, de nuevo se enredan en ellas y son vencidos, su situación última será peor que la primera.
En ellos se cumple aquello del acertado proverbio: Perro que vuelve a su vómito. Y también: 'Cerda lavada que vuelve a revolcarse en el cieno'.
De nosotros salieron, pero no eran de nosotros. Si hubieran sido de nosotros se habr an quedado con nosotros. Sin embargo, con esto se ha puesto en claro que no todos son de los nuestros.
Éstos son los escollos en vuestros ágapes: banquetean sin vergüenza, se apacientan a s mismos; son nubes sin agua arrastradas por los vientos, árboles de final de oto o sin frutos, dos veces muertos, arrancados de ra z;