Los que dicen: '¡Quédate ah, no te acerques a m que te santificar a!'. Éstos son humo que excita mi cólera, fuego que arde todo el d a.
Lucas 5:30 - Biblia Castilian 2003 Los fariseos y sus escribas murmuraban y dec an a los disc pulos: '¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? Biblia Nueva Traducción Viviente Así que los fariseos y los maestros de la ley religiosa les reclamaron severamente a los discípulos de Jesús diciéndoles: «¿Por qué comen y beben con semejante escoria?». Biblia Católica (Latinoamericana) Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley que eran amigos suyos expresaban su descontento en medio de los discípulos de Jesús: '¿Cómo es que ustedes comen y beben con los cobradores de impuestos y con personas malas?' La Biblia Textual 3a Edicion Y los fariseos y sus escribas murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los fariseos y sus escribas murmuraban y decían a los discípulos: '¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los escribas y los fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores? |
Los que dicen: '¡Quédate ah, no te acerques a m que te santificar a!'. Éstos son humo que excita mi cólera, fuego que arde todo el d a.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso mismo también los publicanos?
Los fariseos, al verlo, dec an a sus disc pulos: '¿Por qué vuestro Maestro come con publicanos y pecadores?'.
Los escribas y fariseos, al ver que com a con pecadores y publicanos, dec an a sus disc pulos: '¿Pero es que come con publicanos y pecadores?'.
pues los fariseos, y los jud os en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, por guardar fielmente la tradición de los antepasados;
El fariseo, erguido, oraba as en su interior: '¡Oh Dios! Gracias te doy, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Al ver esto, todos murmuraban, comentando que hab a ido a hospedarse en casa de un pecador.
Un d a, mientras él ense aba, estaban all sentados algunos fariseos y doctores de la ley, que hab an venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalén. Una fuerza del Se or le asist a para curar.
Los escribas y los fariseos comenzaron a pensar: 'Pero ¿quién es éste, que está diciendo blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo?'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dec s: 'Éste es hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores'.
Viendo esto el fariseo que lo hab a invitado, se dec a para s: 'Si éste fuera [el] profeta, sabr a quién y qué clase de mujer es ésta que le está tocando: ¡es una pecadora!'.
Se alzó, pues, un griter o inmenso. Se pusieron en pie algunos escribas del partido de los fariseos y declararon con firmeza: 'No encontramos nada malo en este hombre. ¿Y si le ha hablado un esp ritu o un ángel?'.