los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la buena nueva a los pobres;
Lucas 5:17 - Biblia Castilian 2003 Un d a, mientras él ense aba, estaban all sentados algunos fariseos y doctores de la ley, que hab an venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalén. Una fuerza del Se or le asist a para curar. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él para sanar. Biblia Nueva Traducción Viviente Cierto día, mientras Jesús enseñaba, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa estaban sentados cerca. (Al parecer, esos hombres habían llegado de todas las aldeas de Galilea y Judea, y también de Jerusalén). Y el poder sanador del Señor estaba presente con fuerza en Jesús. Biblia Católica (Latinoamericana) Un día Jesús estaba enseñando, y había allí entre los asistentes unos fariseos y maestros de la Ley que habían venido de todas partes de Galilea, de Judea e incluso de Jerusalén. El poder del Señor se manifestaba ante ellos, realizando curaciones. La Biblia Textual 3a Edicion En uno de aquellos días, aconteció que° estaba enseñando, y había allí sentados unos fariseos y doctores de la ley, los cuales habían llegado de todas las aldeas de Galilea y de Judea, y de Jerusalem, y el poder del Señor estaba en Él para sanar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un día, mientras él enseñaba, estaban allí sentados algunos fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea y de Judea y de Jerusalén. Una fuerza del Señor le asistía para curar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció un día, que Él estaba enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados; los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén: Y el poder del Señor estaba allí para sanarlos. |
los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la buena nueva a los pobres;
Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntan:
Pero él, apenas salió comenzó a pregonar a voces y a divulgar lo ocurrido, de manera que Jesús ya no pod a presentarse en ciudad alguna, sino que se quedaba en las afueras, en lugares despoblados; y aun as acud an a él de todas partes.
tomarán en sus manos serpientes y, aunque beban veneno, no les hará da o, impondrán las manos a los enfermos y éstos recobrarán la salud'.
Los escribas que hab an bajado de Jerusalén dec an: 'Éste tiene a Beelzebul; y es por arte del pr ncipe de los demonios por quien éste expulsa a los demonios'.
Pero Jesús, notando en seguida la fuerza que de él hab a salido, se volvió en medio de la muchedumbre y preguntaba: '¿Quién me ha tocado los vestidos?'.
Se reúnen en torno a él los fariseos y algunos de los escribas llegados de Jerusalén.
Y tanto los fariseos como los escribas murmuraban, diciendo: '¡Este hombre acoge a los pecadores y come con ellos!'.
Y resultó que a los tres d as lo encontraron en el templo, sentado ante los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Los escribas y los fariseos comenzaron a pensar: 'Pero ¿quién es éste, que está diciendo blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino Dios solo?'.
Los fariseos y sus escribas murmuraban y dec an a los disc pulos: '¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?'.
Toda la gente quer a tocarlo, porque sal a de él una fuerza que sanaba a todos.
Pero los fariseos y los doctores de la ley frustraron el plan de Dios respecto de ellos mismos por rechazar aquel bautismo.
Pero Jesús replicó: 'Alguien me ha tocado, porque me he dado cuenta de que una fuerza ha salido de m '.
Pero el que practica la verdad se acerca a la luz, y as queda manifiesto que sus obras están hechas en Dios.'
extiende tu mano para que se hagan curaciones, se ales y prodigios mediante el nombre de tu santo siervo Jesús'.
Pero se levantó en el sanedr n un fariseo, llamado Gamaliel, doctor de la Ley, estimado por todo el pueblo, el cual mandó que los hicieran salir por un momento,