Lucas 2:47 - Biblia Castilian 2003 Todos los que lo o an se quedaban asombrados de su talento y de sus respuestas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Biblia Nueva Traducción Viviente Todos los que lo oían quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas. Biblia Católica (Latinoamericana) Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuantos lo oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos los que lo oían se quedaban asombrados de su talento y de sus respuestas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y todos los que le oían, se admiraban de su inteligencia, y de sus respuestas. |
Y, llegado a su tierra, les ense aba en la sinagoga, de modo que se quedaron sorprendidos y dec an: '¿Pero de dónde le vienen a éste esa sabidur a y esos milagros?
Cuando acabó Jesús estos discursos, la gente se quedó maravillada de su manera de ense ar;
Y se quedaban atónitos de su manera de ense ar, porque les ense aba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Cuando los pont fices y los escribas se enteraron buscaban la manera de acabar con él; pero le ten an miedo, porque todo el pueblo estaba maravillado de su ense anza.
Llegado el sábado, comenzó a ense ar en la sinagoga; los numerosos oyentes estaban sorprendidos y dec an: '¿Pero de dónde le vienen a éste tales cosas, qué sabidur a es ésa que le ha sido dada y esos grandes prodigios realizados por sus manos?
Y todos los que lo oyeron quedaron admirados de lo que les contaban los pastores.
Y resultó que a los tres d as lo encontraron en el templo, sentado ante los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Y todos se manifestaban en su favor y se maravillaban de las palabras llenas de gracia salidas de su boca; y dec an: '¿Pero no es éste el hijo de José?'.
y se quedaban atónitos de su manera de ense ar, porque su palabra estaba revestida de autoridad.
Los jud os se quedaban admirados y dec an: '¿Cómo éste sabe de letras, sin haber estudiado?'.