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Lucas 2:38 - Biblia Castilian 2003

Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del ni o a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Llegó justo en el momento que Simeón hablaba con María y José, y comenzó a alabar a Dios. Habló del niño a todos los que esperaban que Dios rescatara a Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Llegó en aquel momento y también comenzó a alabar a Dios hablando del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

También ésta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba acerca de Él° a todos los que esperaban la liberación de Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y esta, viniendo en la misma hora, también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

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Lòt tradiksyon



Lucas 2:38
11 Referans Kwoze  

José de Arimatea, miembro ilustre del sanedr n, el cual también esperaba el reino de Dios, se fue resueltamente ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús.


' Bendito el Se or Dios de Israel, porque ha venido a ver a su pueblo y a traerle el rescate,


Viv a por entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era realmente recto y piadoso; esperaba el consuelo de Israel y el Esp ritu Santo resid a en él.


También estaba all una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ten a ya una edad muy avanzada. Casada cuando era jovencita, hab a vivido con su marido siete a os


que no hab a dado su voto a lo decretado y ejecutado por los demás y esperaba el reino de Dios,


Nosotros esperábamos que él iba a ser quien libertara a Israel; pero con todo eso, ya es el tercer d a desde que esto sucedió.


¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable!


Bendito Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en el cielo, en Cristo,