y exclamó L a: '¡Qué felicidad!, pues las mujeres me felicitarán'. Y lo llamó Aser.
Lucas 2:36 - Biblia Castilian 2003 También estaba all una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ten a ya una edad muy avanzada. Casada cuando era jovencita, hab a vivido con su marido siete a os Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, Biblia Nueva Traducción Viviente En el templo también estaba Ana, una profetisa muy anciana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Su esposo había muerto cuando solo llevaban siete años de casados. Biblia Católica (Latinoamericana) Había también una profetisa muy anciana, llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. No había conocido a otro hombre que a su primer marido, muerto después de siete años de matrimonio. La Biblia Textual 3a Edicion Estaba también allí cierta profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ésta, de edad muy avanzada, había vivido con su marido siete años desde su virginidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 También estaba allí una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Tenía ya una edad muy avanzada. Casada cuando era jovencita, había vivido con su marido siete años Biblia Reina Valera Gómez (2023) Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual era grande de edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad; |
y exclamó L a: '¡Qué felicidad!, pues las mujeres me felicitarán'. Y lo llamó Aser.
Entonces el sacerdote Jilqu as, Ajicán, Acbor, Safán y Asa as fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticvá, hijo de Jarjás, encargado del vestuario. Resid a en el barrio nuevo de Jerusalén. Hablaron con ella
Plantados en la casa del Se or, en los atrios de nuestro Dios florecerán.
Mar a, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos para danzas.
'Y tú, hijo de hombre, dir gete a las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia cuenta y profetiza contra ellas.
y a ti una espada te atravesará el alma -, para que queden patentes los pensamientos de muchos corazones'.
Presentándose en aquel mismo momento, glorificaba a Dios, y hablaba del ni o a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén.
Y sobre mis siervos y mis siervas, en aquellos d as, derramaré mi esp ritu y profetizarán.
Toda mujer que ora o habla en nombre de Dios con la cabeza descubierta deshonra su cabeza: viene a ser como si estuviera rapada.
Acerca de los dones del Esp ritu, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia.
Por consiguiente, el obispo tiene que ser irreprochable, fiel en su matrimonio, sobrio, ponderado, educado, hospitalario, capaz de ense ar;
No se inscriba en el grupo de viudas a ninguna de menos de sesenta a os y que haya sido mujer de un solo marido,
Salió la quinta suerte para la tribu de los hijos de Aser, según sus clanes.
de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftal, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil;
Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot.
Ten a dos mujeres: la una se llamaba Ana y la otra Peniná. Ésta ten a hijos, mientras que Ana no ten a ninguno.